Gracias Once Caldas
Señor director:
Mucho más que un simple equipo de fútbol, el Once Caldas es tal vez el símbolo que más vivamente hace latir el corazón de un mayor número de caldenses. Ahora bien, que hay y deberían haber otros símbolos mucho más importantes y representativos, no lo dudo; pero si de hechos se trata, obsérvese lo que sucede dentro y fuera del estadio cada vez que el blanco amado juega. Miles de hombres y mujeres, de todas las edades y condiciones sociales, portando orgullosos la camiseta del equipo local.
No desconocemos todo lo visceral e instintivo que hay detrás de esta simpatía (igual que ocurre con la política partidista), pero no podemos por ello despreciar la capacidad que este símbolo llamado Once Caldas tiene para elevar la autoestima regional cada vez que en su condición de equipo de provincia (el único de una modesta capital que ha conquistado la Copa Libertadores) enfrenta dignamente a los rivales de las grandes y de los grandes capitales.
Creo que -pase lo que pase en los últimos partidos de los cuadrangulares- debemos dar a jugadores y directivos del Once Caldas un fervoroso aplauso por la honrosa campaña realizada durante este semestre. Ningún aficionado, por negativo que sea, podrá decir que hubo un solo jugador de nuestro equipo que se haya resistido a entregar lo mejor de sus habilidades, aunque no siempre lo hayan logrado (como le ocurre a cualquier persona en cualquier campo de desempeño).
Me motiva a impulsar este reconocimiento la necesidad de hacer frente a cualquier intento que en nombre de la falta de autocrítica y de una supuesta “claridad y concepto” se quiera adelantar para echar por tierra lo que después de algunos fracasos se ha logrado reconstruir. Si algo tiene Caldas es una pléyade de periodistas deportivos (César Augusto Londoño, Carlos Antonio Vélez, Osvaldo Hernández, Mario César Otálvaro, Esteban Jaramillo, Daniela Caro, Ricardo Henao, Ricardo Orrego, etc., etc.); por lo cual no es necesario que a estas alturas se nos venga a colonizar mentalmente mediante campañas dirigidas a denigrar, de forma sistemática e irrespetuosa, del trabajo de un técnico o de unos directivos.
Como dice algún exministro en una obra recién publicada: prefiero “la difícil defensa de lo imperfecto” a la crítica destructiva que se hace en nombre de la falta de autocrítica (esto último lo agrego yo).
Jorge O. López V.
Que respeten los andenes
Señor director:
Con respecto al artículo acerca de las bicicletas que usan los andenes de la avenida Alberto Mendoza Hoyos en Manizales, el problema va más allá, hoy también las motos lo hacen y no hay control al respecto. Si bien esos jóvenes patrulleros de la Policía no pueden sancionar, al menos sí pueden ordenarle a la gente que respete los andenes, y también podrían actuar educando a las personas para que no lo hagan.
Carlos Alberto Estrada Díaz