Existencialismo
La imperfección del ser humano es propia de sí mismo. La rivalidad, la hipocresía, la maldad, el cinismo y la envidia; desde que el hombre y la mujer existen, por infortunio son palpables. Las caracterizaciones esculpidas con gotas de hierro son la injusticia, la maldad, la tiranía, la dificultad de aceptar que todos nos necesitamos.
Partiendo, según la fe, de que existe un Dios creador del cielo y la tierra, quien vino a dejarse crucificar, maltratar, quien tomó la forma humana, no estará por si acaso arrepentido de su creación, será que podremos seguir creyendo que volverá a la tierra, pues claro que no, creo mejor que estamos solos y abandonados sin brújula, sin saber para dónde ir, conformes y obligados a terminar nuestro paso sin ningún deleite que nos aliente.
Cuántas lágrimas, cuánto dolor, cuánto sufrimiento, cuánta amargura, cuántas falsedades, cuántas mentiras, cuántas guerras, cuántas catástrofes naturales, cuánta hambre, cuánta desigualdad social qué ahogan y desesperan al hombre en sus noches de penumbras; cuántos días lúgubres buscando sentido a la efímera vida.
Respiro el aire que me da tierra, vierto mis lágrimas que me dan descanso, sonrió aunque no tenga ganas, camino aunque no lo quiera hacer, me visto por no salir desnudo para que el mundo implacable tenebroso y vagabundo no se rían de mi.
Si me saludan digo que estoy muy bien, pero es una amarga desventura que me hace acomodar frente al fariseo que necesita saber de mi llanto para creer que está mejor que yo. Pero no todo es desdicha ni melancolía; el amor, la fe y los sueños que anidan en el alma hacen germinar y florecer la esperanza, doblegando las espinas.
Álvaro Alzate Ussma

Árboles y suicidio
La columna de Camilo Vallejo Giraldo del lunes 12 de mayo estimula para hacer algunas reflexiones en torno a tan complejo fenómeno social: el suicidio. Los datos son escalofriantes y sobre todo para Manizales, donde nos preciamos de tener condiciones de vida buenas y que pueden ser suficientes para el bienestar emocional. Los datos del año 2024 con 24 casos y del 2023 de 48, nos dicen que suceden 2 y 4 suicidios respectivamente, en cada uno de esos años, lo que es tristemente deplorable para la sociedad, las personas y la comunidad, no obstante de preciarnos de ser la especie inteligente del planeta.
Para que una persona tome la fatal decisión deben existir factores que le impulsen a ello, posiblemente tienen que ver con su familia, lo que nos dice que será necesario y urgente plantear intervenciones en esos entornos para prevenir tales decisiones tan adversas al desarrollo de una sociedad culta y civilizada.
Refiere el columnista la influencia positiva que tienen los árboles y el poco interés gubernamental para que se siembren más, mencionando la avenida Santander y alguna decisión nociva para recortar los separadores que tienen una buena cantidad de árboles propiciadores de manera natural de un mejor medio ambiente. Todo lo que signifique mejorar las condiciones medioambientales debe ser bienvenido y aquello que la afecta debe ser rechazado y prohibido como el caso del uso de la gasolina en el funcionamiento de carros y fábricas. El aire, altamente contaminado por el CO2 resultado de esa combustión, no ha sido confrontado como debe ser, para pensar de manera significativa en soluciones efectivas y reales.
Como lo dice el columnista ‘árboles para el alma’ son necesarios para respirar aire puro. El gran daño hecho con la tala de bosques por décadas nos tienen bien complicados en asuntos de salubridad pública, de allí la urgencia para que se tomen correctivos y que nosotros, los de a pié, nos comprometamos para ayudar en las soluciones.
El suicidio no es una solución a los problemas de las personas, es más bien el incremento de un problema social de alto costo; familias y entorno en general lo ven como una incapacidad que no permite desarrollo humano y origina aún más desequilibrio en la convivencia sana, interrumpiendo la supervivencia en general.
Rigobero Escudero Osorio

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