Doctorados y educación
Señor director:

La educación ha evolucionado con propósitos bien definidos, como mejorar académicamente los entornos, potenciar seres humanos con capacidades suficientes para la convivencia, el desarrollo socioemocional y calidad de vida.Teniendo las personas la posibilidad de acceder a saberes específicos que generan las especialidades, se puede influir en áreas problemáticas, susceptibles de intervención aplicando soluciones pertinentes que mejoren las condiciones de vida.
Nuestra cultura, iniciada en la alfabetización de mediados del siglo pasado, seguidos de los ciclos de básica primaria y secundaria, luego estudios avanzados como grados, postgrados, especializaciones, doctorados o postdoctorados han permitido avances que de alguna manera influyen socialmente e inciden en la promoción académica de estudiantes y profesores.
El conocimiento va potenciando saberes específicos que constituyen el punto de partida del objeto de estudio. Manizales ha resultado ser potencia en avances educativos y las universidades existentes han sabido cumplir con idoneidad las funciones que sus misiones plantean, lo que ha redundado en un crédito superlativo a nivel nacional, atribuyéndole el apelativo de “ciudad universitaria y culta”.
Los conceptos y teoría que sostienen un saber específico no han sido estáticos. Influenciados por otros hallazgos o descubrimientos pueden mejorar o ser reemplazados y aplicados en los entornos adecuados permiten un mejor estar de las comunidades. La promoción académica implica exigencias que a la postre hacen la diferencia entre conglomerados, para que los entornos reflejen el conocimiento, la idoneidad intelectual y profesional suficientes que se traducen en calidad de vida con sus potenciadores: la salud y la educación.
Estudiar para ser alguien, decían nuestros padres, es una verdad de apuño que ha hecho carrera y que determina en su realización personas preparadas para asumir retos, huérfanos de cultura educativa asumen responsabilidades desde unos lugares exigentes en materia de saberes específicos, los que potencian las condiciones socioeconómicas que dan las oportunidades para sobrevivir. Pero más allá de subsistir, se desarrolla en la persona su proyección en el entorno como un profesional idóneo, calificado y cualificado que compite económicamente para estar en estratos altos y tener unas comodidades que le exigen cada vez mejores condiciones y no resulta tan fácil.
Los doctorados y posdoctorados tienen su principal incentivo en los escalafones de los docentes del sistema educativo, que implican aumento en los salarios, con énfasis en las universidades en donde la remuneraciones son altas, no comparables con organizaciones o empresas de otra índole.
Rigoberto Escudero

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