Camilo no sabe sumar
Señor director:
“Señor, ¡a cómo valen las hamburguesas...! A 12 mil. Hágame el favor y me vende 20 para llevar”. El informal, en medio de su asombro porque nunca ha tenido un pedido igual, le dice a Camilo: “Listo, ya se las voy a preparar”, no sin antes preguntar para quién son tan deliciosos comestibles. Camilo le replica que son para repartirlas a los habitantes de calle en Manizales y le agrega que si se demora no se preocupe “yo no tengo afán”. Pero lo más curioso del caso es que cuando va a pagar hace, con calculadora en mano, una cuenta rara hasta el punto que cada hamburguesa sale casi a $20 mil o más con el ánimo de favorecer al vendedor. Le habla también de un regalito y le entrega uno o dos electrodomésticos, que encima casi siempre por la compra. Este es Camilo Cifuentes un personaje que surgió de repente, hasta llegar a convertirse en alguien importante para los habitantes de calle, pues les calma el hambre, siendo ésta una tarea social que le corresponde por obligación a las autoridades. Claro que necesitamos más Camilos, a ver si reducimos los altos índices de pobreza que registra la ciudad.
Bernardo Molina Marulanda
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