Misterio sin resolver
Señor director:
El 2 de julio de 1947 ocurrió en el estado Nuevo México, a 130 km de ciudad Roswell, un misterioso suceso. En la noche hubo una tormenta eléctrica, pero la gente oyó un estallido como si algo hubiera caído de la altura al suelo. A la mañana siguiente llegó un trabajador a la finca y halló elementos metálicos dispersos, muy finos y delgados, con una resistencia impensable para semejante delgadez. No eran hechos acá en la tierra. Recogió estos metálicos en varias cajas y viajó a Roswell a entregarlos en la oficina gubernamental. A 40 km recogieron un platillo volador rodeado de metálicos y dos cuerpos de 1.20 de estatura, cabezas grandes y ojos hundidos. Un día, a un teniente en Roswell le pidieron llevar a Ohio una de las cajas. Cuando llegó le hicieron destaparla y dentro había una tela de paracaídas militar. Nada de metálicos, pensó el teniente. Le tomaron una foto con la caja abierta para publicarla en los medios. Le dijeron que no fuera a decir nada, le obligaron a mentir con la foto misma y su contenido. Lo mismo hizo el ejército al recorrer la zona y hablar con personas en contacto con los metálicos. Todos obligados a callar.
Una niña de 13 años dijo que en sus manos había tenido esos misteriosos objetos. Le dijeron que no era verdad y que no fuera a decir nada porque se podría perder en el desierto. Esto lo contó ella en 1989, cuando ya tenía 55 años, y dos investigadores reabrieron el tema. Lograron 65 testimonios. El teniente, en su lecho de muerte, en un libro que trataba el tema, escribió que era verdad lo de metálicos, dos cadáveres y la nave. Puso su firma. Se buscaron archivos y elementos ocultos. Un oficial, ya viejo y muy enfermo, dijo: “Me voy feliz de saber que hay vida en otros espacios”. Es un misterio sin resolver.
Alirio de los Ríos Flórez
Sección
Fecha Publicación - Hora