El Estado malestar
Señor Director:

Por estos días, se discute en nuestra región sobre las bondades o perversidades de la ampliación o no de la concesión de Autopistas del Café a cargo de la empresa Argos. Discusión misma que en principio ha sido más política que técnica, en vista de que quienes se toman la vocería de los usuarios, son una especie de bandada de politiqueros oportunistas que lo único que buscan por estas épocas es el recaudo miserable de los votos ignorantes, de una desafortunada mayoría de la población en Colombia. ¿Y cómo lo hacen?  Actuando como parlanchines de inframundo, tratando de exponer que lo correcto es que ese tipo de infraestructuras sean devueltas al mal llamado “Estado Bienestar”, para que, al parecer, sea este, a partir de ese momento, el encargado de administrar y recaudar los peajes propios del uso de la autopista. Sabemos de sobra que cuando estas cosas suceden, el deterioro de las carreteras es inmediato, ya que lo poco que se logre obtener del pago de peajes irá a una bolsa de dinero, donde se perderá bien sea por la rampante corrupción o la permanente ineficiencia de una entidad que como Invías, ha demostrado por años los más altos niveles de, por lo menos, ineficiencia y dilación.
Por su parte, el flamante, pero igualmente inútil Comité Intergremial de Caldas, lo único que hace es sacar comunicados inanes, que ni proponen solución alguna, ni idea eficaz de negociación con la concesión, que permita de una manera seria, siguiendo los postulados de la autonomía privada, pensar que se pueda lograr un equilibrio entre lo que se pague, lo que se recibe y obviamente que sea ampliada la concesión, de manera que por ningún motivo, la autopista del café , regrese a manos de un Estado estéril y corrupto, como lo es el colombiano.
Pedro Felipe Bonivento Correa

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El Estado malestar
Señor Director:

Por estos días, se discute en nuestra región sobre las bondades o perversidades de la ampliación o no de la concesión de Autopistas del Café a cargo de la empresa Argos. Discusión misma que en principio ha sido más política que técnica, en vista de que quienes se toman la vocería de los usuarios, son una especie de bandada de politiqueros oportunistas que lo único que buscan por estas épocas es el recaudo miserable de los votos ignorantes, de una desafortunada mayoría de la población en Colombia. ¿Y cómo lo hacen?  Actuando como parlanchines de inframundo, tratando de exponer que lo correcto es que ese tipo de infraestructuras sean devueltas al mal llamado “Estado Bienestar”, para que, al parecer, sea este, a partir de ese momento, el encargado de administrar y recaudar los peajes propios del uso de la autopista. Sabemos de sobra que cuando estas cosas suceden, el deterioro de las carreteras es inmediato, ya que lo poco que se logre obtener del pago de peajes irá a una bolsa de dinero, donde se perderá bien sea por la rampante corrupción o la permanente ineficiencia de una entidad que como Invías, ha demostrado por años los más altos niveles de, por lo menos, ineficiencia y dilación.
Por su parte, el flamante, pero igualmente inútil Comité Intergremial de Caldas, lo único que hace es sacar comunicados inanes, que ni proponen solución alguna, ni idea eficaz de negociación con la concesión, que permita de una manera seria, siguiendo los postulados de la autonomía privada, pensar que se pueda lograr un equilibrio entre lo que se pague, lo que se recibe y obviamente que sea ampliada la concesión, de manera que por ningún motivo, la autopista del café , regrese a manos de un Estado estéril y corrupto, como lo es el colombiano.
Pedro Felipe Bonivento Correa