Universidad presencial
Señor director,

La calidad exige sacrificio. No se puede escalar buscando la facilidad, ya que ésta produce, en gran parte frutos de mediocridad, sin incurrir en sofismas de generalización. El ser humano, busca la superación y pretende escalar para llegar a la superación personal tratando de emular y llegar a ocupar espacios de competencia en relación con su perfil profesional. Es loable que esa intención se convierta en realidad procurando siempre lo mejor en bien de lo general . Vivimos en mundo de competencias en el cual poco importa la idoneidad, la cual queda absorbida y opacada por la rimbombancia de cartones que en muchas ocasiones poco o nada aportan para un eficiente y eficaz desempeño en las diferentes ramas del conocimiento. A veces predomina el dinero sobre el bienestar personal y social. De ahí, que algunas Instituciones de Educación Superior sin rangos de calidad, aprovechan el deseo o la necesidad de los usurarios para vender servicios no acreditados, sin importarles el nivel competitivo de sus egresados. Asimismo a quienes aspiran a ser llamados flamantes universitarios, poco o nada les importa la imagen de una buena o deficiente universidad, lo importante es que pueda ingresar al mundo de los DOCTORES cuando apenas terminan el pregrado. Desde luego que la educación es el más valioso patrimonio intangible que por su impacto presente y futuro trascendentaliza a los seres humanos. Vale decir: “ Del ahogado el sombrero“. Menos mal que todavía se respetan algunas profesiones que si se desescolarizaran sería dar paso a la mediocridad, a la falta de seriedad y profesionalismo.
La formación profesional deber ser presencial, ya que ésta garantiza disfrutar de las experiencias inolvidables de la vida universitaria, de los recursos, del conocimiento directo, de la idoneidad de profesores formados para el ejercicio de la docencia universitaria, del vocabulario propio del ajetreo universitario, de la capacitación directa, cualitativa, de las experiencias investigativas, de la amistad de los condiscípulos que nunca se olvida, los debates, las ponencias, los seminarios, las controversias, la riqueza intelectiva, el ascenso tangible en la escala del crecimiento individual y colectivo, el nivel de exigencia, la competitividad, el colegaje , la dinámica de aula, la cualificación, las prácticas con la asesoría directa de los docentes. En fin , por estas y muchas otras más razones, la formación profesional debería ser PRESENCIAL. Lo importante no es la cantidad, sino la calidad.
Al Paso que vamos, las universidades empiezan a sentir la fuerte deserción de la población universitaria presencial .Se necesitan profesionales, pero que garanticen calidad y eficiencia en su desempeño. Formación universitaria superior que satisfaga las necesidades motivacionales y vocacionales de quienes ven su futuro en la educación.
Cordialmente
Elceario de J. Arias Aristizábal

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