Volver a la universidad
Señor director:
Todo lo que es valioso exige sacrificio, escalar, requiere un esfuerzo con responsabilidad. No podemos hablar de logros desde la comodidad del facilismo. No podemos cosechar buenos frutos cuando la simiente no está certificada con estándares de buena calidad. No podemos tener idóneos profesionales sin que hayan ido al mundo universitario y hayan vivido las experiencias que maduran plenamente y capacitan para un eficiente y eficaz desempeño profesional, no pensando solamente en “ser alguien en la vida” y si en gran parte en los beneficiarios de quienes deberían ser la razón y motivación para hacerse profesionales, no como adorno y vanidad personal o por un querer de la familia.
Escalar, es un proceso de lógica, disciplina, entereza, motivación y mucha responsabilidad. La decisión de hacerse profesional requiere una buena orientación de personas con formación en áreas muy contextualizadas y específicas evitando la charlatanería, la verborrea y la improvisación. Una buena elección del camino universitario requiere de una acertada orientación. Los cartones acreditan, pero el acreditado es el ser humano con sus aciertos y errores. Un dicho popular, como cosecha de la paremiología, tiene su valor como ilustración: “Un buen médico salva vida y mal médico, entierra muertos”. Una acertada formación profesional exige condiciones intrínsecas y extrínsecas, una buena valoración del autoconocimiento, de cualidades sine qua non.
Elceario Arias
El sujeto del derecho
Señor director:
Sigue planteándose este asunto porque se arguye sobre el derecho de los animales, el río Magdalena como sujeto de derechos, el Parque Nacional Natural Los Nevados como sujeto de derechos, etc.
El Derecho se deriva de la Ética y de ella toma sus principios, los cuales fueron formulados por Ulpiano (170-228) así: 1- Vivir honestamente; 2- no hacer daño a nadie: 3- dar a cada cual lo suyo.
Este gran jurista romano definió la justicia como “la continua y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde”.
En ese orden de cosas el historiador romano Celso definió el derecho como “el arte de lo bueno y de lo equitativo”.
Según lo anterior se concluye que el sujeto del derecho es única y exclusivamente el ser racional, el hombre creado a imagen de Dios, inteligente y libre (dotado de autoconciencia y de autodeterminación).
Entonces, ¿qué decir de los animales? Muy sencillo: ellos no tienen derechos pero sí tienen NECESIDADES, a las cuales deben proveer los seres humanos.
¿Y el río Magdalena y el páramo de Santurbán? Los derechos no son del río o del páramo sino de las COMUNIDADES que allí viven.
Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. Cada cosa en su lugar... ¡y un lugar para cada cosa!
“La claridad es la cortesía del filósofo” (Ortega y Gasset).
Padre Jaime P.