El año pasado fue aprobada por el Congreso la reforma al Código Electoral que establece la conformación del 50 % de mujeres en las listas a corporaciones públicas de elección popular. Si bien la norma se encuentra en revisión de constitucionalidad, es una importante oportunidad para la participación de las mujeres en la política y en otras instancias, pero representa un proceso difícil ya que todavía hay muchos obstáculos en el camino.
Hay que anotar que este no es un fenómeno exclusivo de nuestro país, sino que afecta al mundo entero. Según el Banco Mundial la participación de las mujeres en la población activa mundial es tan solo del 38%. En América Latina, incluido los países del Caribe, solo contamos con dos presidentas. En tanto que en los gabinetes y legislaturas de la región las mujeres ocupan menos de un tercio de esos puestos.
En Colombia, donde el 52% de la población somos mujeres, además de nunca haber tenido presidenta de la república, en la actualidad solo tenemos elegidas 2 gobernadoras, de 32 departamentos; 132 alcaldesas, de 1.103 municipios; 25 senadoras de 108 escaños, y 31 representantes de 172, además de contar con el 17% de concejalas y diputadas.
Toda mi vida he sido una impulsora de los derechos de la mujer para obtener justicia y equidad en una sociedad tradicionalmente patriarcal. Como presidenta del Senado lideré la creación de la Bancada de Mujeres la cual aprobó la Ley 1257 de 2008 que previene y sanciona la violencia contra la mujer y las leyes que promueven la equidad de género.
En medio de esa apuesta por abrir espacios para nuestra participación política, fui la primera mujer en ser Gobernadora del Valle por elección popular y lideré los destinos de mi departamento con un gabinete que estaba constituido en más de un 60% por mujeres que estaban en dependencias claves de gobierno.
Pero la lucha ha continuado. Desde el Partido de la U apoyamos el trámite en el Congreso de la actualización del Código Nacional Electoral, y por supuesto apoyamos en su momento el artículo 83 que incluía la paridad de género en las listas de las corporaciones, al igual que el artículo 234 del código que hace referencia a la violencia política contra las mujeres.
De otra parte, nuestras representantes a la Cámara y Senadoras han aportado en varias leyes y proyectos de ley que impactan directamente la calidad de vida de las mujeres. Por ejemplo, la Ley de Comisarias de Familia y el proyecto de Ley del Ingreso Mujer. Participamos además activamente en la Comisión Legal de la Mujer y en todas las iniciativas que impulsen la paridad.
Además, por medio de nuestro programa ‘Líderes para Confiar’, abrimos una convocatoria nacional para conocer líderes y lideresas en los territorios y con este ejercicio nos dimos cuenta de que las mujeres sí quieren participar, que es importante para ellas acceder a la política y que lo que han existido históricamente son barreras.
A escasos tres meses para que se cierren las inscripciones a las listas del Congreso para las elecciones de marzo del 2022, hago un llamado para que no sólo los partidos acojan esta norma, sino que la paridad de género avance también en el sector privado, académico y en la sociedad civil.
Solo a través de la paridad política las mujeres tendremos una injerencia real en la toma de decisiones que afecten nuestras vidas. Se trata de un modelo de inclusión que en el futuro repercutirá en la transformación de nuestra sociedad. Por eso es importante apoyar todos los esfuerzos para alcanzar la meta de la paridad. De este modo podremos empezar a romper la brecha de inequidad que nos aqueja.
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