Fue una majestuosa mañana en un ambiente nada halagador: un campo de concentración nazi entre gritos, insultos, humillaciones y maltratos; ese 14 de agosto de 1941 se leyó en voz alta una nueva lista llamando a los que iban a hacer ejecutados ese día.
En la lista se escuchó un nombre que era apreciado por un hombre que estaba allí en fila y cuyo nombre no se leyó ese día, había sido aplazado; de repente exponiéndose a ser golpeado ese hombre de nombre Maximiliano María Kolbe habló en voz alta y expresó: "conozco a ese hombre, sé que es casado y ama a su esposa e hijos y me duele verle morir hoy y causar tanto dolor a su familia. Por lo tanto me ofrezco para morir en su lugar".
Hubo desconcierto por lo increíble de la petición y después de un ligero diálogo entre los soldados nazis se le preguntó: ¿por qué hace tan descabellada petición? a lo cual respondió en valeroso Maximiliano: "soy sacerdote católico, soy solo y ya viejo y él tiene esposa e hijos que sufrirán si muere ahora". La petición se aprobó y ese 14 de agosto murió en ese fatídico campo de horrores el padre Kolbe.
Buen golpe de amor, magnífico extracto del Evangelio que anima a dar la vida por los hermanos, escena que enaltece el camino trazado por Jesús para quienes queremos seguirle de verdad: dar la vida, entregarla totalmente y buscar hacer felices a los demás aún "muriendo como un pequeño grano de trigo" que brota y da sabroso fruto.
Este hombre es un héroe reconocido aun por los enemigos nazis que le mataron con admiración pero con gusto: uno menos para hablar del Evangelio.
Kolbe es invitación a tomar en serio el amor, la valentía, la donación, el amor a Dios, la defensa de la familia, el desaparecer para que el otro viva mejor. Hoy podemos tener detalles para tantos que nos rodean y llevarlos a una vida mejor y una mayor felicidad, fraternidad y trabajo.
Buen golpe... Kolbe, gracias por tu entereza cristiana.