De engaños, estafas y naturaleza humana: “El hombre es un animal que estafa, y no hay otro animal que estafe fuera del hombre.” Edgar Allan Poe.
El caso de Andrés Felipe Arias, es una alegoría de la picaresca generalizada entre los seres humanos, cimentada sin límite y recato, irrespetando las más elementales normas de decencia, honestidad y cumplimiento de los deberes que tienen los funcionarios públicos en particular y los ciudadanos en general, cuando sometidos al escrutinio público.
Las redes sociales se llenan de defensores de oficio y de personas que atacan con criterios que carecen de lógica y razón. Es la representación en edición de última edición, de la picaresca universal, convertida en mal menor, cuando en realidad es la causa de muchas de nuestras desgracias como país.
Han hecho viral el #AriasInocente, #AriasEstamosContigo #ElMandelaColombiano, en un verdadero tsunami de desinformación, que confunde a muchos, esos que desinformados o fanáticos, repiten como loros, lo que dicen desde los profundos laberintos, en los que se procesa gran parte de la información amañada de nuestra corrupta clase política.
Para justificar la falta de argumentos sólidos comparan el hecho con el de Santrich, que se fugó y hoy tiene circular roja en más de 160 países. Solo que hay una verdad incuestionable: el que Santrich sea un delincuente de marca mayor, no exonera a Arias por los delitos por los que fue condenado y por los que terminó extraditado. Son dos cosas distintas, en dos casos distintos, a los que se les puede poner un agravante para Arias. En definitiva este era un privilegiado, un protegido político y social en Colombia, mientras que el segundo es un terrorista sin excusa.
Compararlos para exculpar al primero no tiene lógica, carece de sustentos legales y evidencia la confusión que quieren sembrar para hacer pasar al exministro como una víctima, que evidentemente no ha sido, situación de la que se aprovechan, para hacer pública la aparente situación de indefensión en que se encuentra, cuando la realidad es que se le han dado todas las garantías procesales y tuvo todas las oportunidades jurídicas para defenderse, sin ocurrírsele otra salida que la de escaparse a otro país, donde pidió un asilo político, que le fue negado, porque después de años la justicia en USA consideró que no lo era.
Ahora quieren torcer la ley y pedir una doble instancia retroactiva, para quien ya fue sancionado en época en la que esa figura no existía. Quieren sus aliados y defensores salirse con la suya con determinaciones políticas, que darían un golpe artero a nuestra ya desvencijada y manoseada democracia, a nuestro sistema judicial, tan expuesto a la confabulación política. Una justicia que en esencia es noble y pulcra, pero que quieren manchar por los actos deshonestos y corruptos de algunos de sus integrantes.
La repartición de auxilios de AIS entre familias poderosas y políticas, incluido el expresidente Uribe, que además contribuyeron con sumas irrisorias, comparadas con las subvenciones recibidas, a la campaña del condenado, son una muestra clara de lo que representa en Colombia la justicia social, un valor del que carecemos, porque los pocos privilegiados que tiene este país, hacen con los dineros públicos lo que les da la gana, a sabiendas de la impunidad de la que gozarán. Esos beneficiados son los que más vociferan y distraen la atención desinformando y deformando la verdad, para hacer el juego completo de la pretendida impunidad que le quieren conseguir al reo ya condenado.
Y le dan tratamientos especiales: un vuelo que es anormal en las extradiciones; una conspiración de silencio que no se da con otros extraditados. Una pena que se pagará por ahora, si es que no lo dejan libre en guarnición militar, en la que gozará de todos los privilegios que le son negados a la mayoría.
A condenados como Arias, que estaban en la obligación de ser ejemplo de transparencia y honestidad, los debían premiar de verdad dándoles la cárcel por casa, para que la justicia en Colombia no continúe siendo burlada por los “dueños del poder”, entre los que está parte de lo más corrupto que tenemos en esta sociedad sin dolientes.
Es hora de que comencemos a enfrentar a los corruptos.
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