Leyendo “Virtudes Cercanas”, uno de los últimos libros del reconocido jurista e investigador manizaleño Mauricio García Villegas (Angosta, 2019), la primera impresión que recibí, es que sus 160 páginas representan un “catecismo ciudadano” todo un libro de la virtud, que muchas personas deberían llevar en su bolsillo, pues es del tamaño de una mano. De todas las cosas virtuosas que allí plantea el autor, me llamó la atención su planteamiento sobre la “sensación de abatimiento” que suele provocar en los ciudadanos la inundación de noticias sobre corrupción, mentiras, violencia y narcotráfico y que sacrifican la “confianza” hacia las instituciones, pero fundamentalmente hacia las personas.
Sin duda, nos hemos acostumbrado a replicar el caudal de desgracias sociales, políticas, económicas y ambientales que aquejan a nuestra sociedad. A seis meses de terminarse el mandato del alcalde Octavio Cardona, reconozco que aún faltan muchas cosas por hacerse o por cumplirse, lo cual puede ser una obviedad, pues de lo contrario no sería necesario elegir un nuevo mandatario local.
Pero también debo decir que al contrario del cataclismo que muchas personas imaginaban en el año 2015, antes de su elección, y a pesar de las vicisitudes propias del ejercicio de la política, llevó a la ciudad por un escenario apacible y gobernable de la misma manera como lo hiciera el gobernador Guido Echeverri y el propio gerente de la Industria Licorera de Caldas.
Sé que son abundantes las críticas hacia los gobernantes, y algunas hasta merecidas, pues en palabras del propio Mauricio García, “así transcurre la vida de nuestros países, entre el cinismo de los que se acomodan y el maniqueísmo de los que nunca transigen” o si no ¿por qué cree que los índices de impopularidad de Uribe se acrecientan cada vez más?
Volviendo a Manizales, recuerdo que antes de 2015 el Hospital Geriátrico San Isidro estuvo a punto de cerrarse, y hoy ofrece una amplia oferta de servicios como Hospital General San Isidro; similar suerte corrió People Contact, que de tener pérdidas de $14.500 millones en 2016, que la ponían en riesgo de liquidarse, a mayo de 2019 las disminuyó en más de un 80%, sumando a ello, que compró sede propia en la antigua terminal de transportes, reactivando el deteriorado sector, manteniendo un número muy importante de empleos y apostándole a los nuevos desafíos de la tecnología. Seguramente muchos pensarán que la Administración municipal, la junta y su gerente hicieron lo que les tocaba, pero aun así se requiere conocimiento y voluntad para preservar lo público, lo de todos.
La construcción de más de cinco canchas sintéticas de fútbol en barrios populares, ha permitido el cambio de las dinámicas sociales y culturales de estos sectores. (Sueño con una piscina olímpica y una cancha de tenis en la Comuna Ciudadela del Norte).
En estos últimos cuatro años han sido abundantes las buenas noticias sobre Manizales y Caldas, o por lo menos los escándalos, las suspensiones, las denuncias o los malos manejos atados a la Alcaldía no han sido noticia. Por eso no puedo desconocer que el próximo alcalde tiene el deber de continuar con las cosas que se han hecho bien y de ofrecer soluciones a históricos problemas estructurales como “La Galería”, primer centro comercial de Manizales. Como lo advertí, ante la lógica democrática de las críticas, yo solo he querido ver la otra cara de la moneda, pues de los aciertos también debe hablarse, al fin y al cabo son los que generan confianza.
P.D.: Qué buena noticia para Manizales haber sido reconocida por la Unesco, junto con otras 18 ciudades latinoamericanas, como ciudad del aprendizaje.
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