Por esta época de fin de año, los gerentes y administradores de entidades públicas citan a ruedas de prensa en las cuales hacen sus propios balances y rinden cuentas ante la comunidad, en larguísimas presentaciones que se convierten en monólogos, donde la participación de sus invitados es prácticamente nula y quedan entonces sobre exaltados los éxitos (muchas veces falaces) y minimizados los fracasos (generalmente fatales).
Por eso quiero hacer mi balance del municipio de Manizales, que no es propiamente el paraíso que trata de mostrar la supuesta infalibilidad del alcalde Octavio Cardona León. Empecemos por lo positivo:
Las obras de infraestructura vial en diferentes puntos de la ciudad, su cumplimiento, su importancia y la relevancia que van a tener en la movilidad manizaleña y, por ende, en la calidad de vida de sus habitantes, es un punto de resaltar porque seguramente le imprimirá una nueva dinámica a la economía.
Los reconocimientos recibidos en diferentes escenarios nacionales e internacionales a los programas de seguridad ciudadana, proyectan a Manizales como la ciudad pionera en esa materia. Lástima sí que haya resultado opacado el protagonismo del secretario de Gobierno, John Hebert Zamora, gestor directo de dichos logros. Igualmente las inversiones en señalizaciones, semaforizaciones, programas de cultura ciudadana, y demás aspectos relativos al tránsito y transporte se hicieron sentir con fluidez, aunque falten por abordar aspectos relacionados con el transporte público, que tiene instaurada una dictadura ante la cual el alcalde Cardona no reacciona (y dudo de que lo haga. ¡Sus vínculos y compromisos con los empresarios del transporte son inmensos!).
De ahí que uno de los aspectos más reprochables de esta administración sea el silencio cómplice y connivente con los transportadores de Manizales, quienes tienen en sus bolsillos multimillonarios recursos públicos y el alcalde Cardona, quien es el único que puede actuar para recuperarlos, no se manifiesta, ni produce algún acto administrativo, ni se digna dar explicaciones, seguramente para no molestar a sus aliados o para no afectar su patrimonio, así la ciudad los requiera con urgencia. Porque son recursos que podrían entrar a soliviar, por ejemplo, las nuevas rutas de Cable Aéreo que prometió en campaña y que viene dilatando en el tiempo. ¿Será porque los únicos que salen perjudicados con su implementación son los propios transportadores?
Queda en deuda (¡Afortunadamente!) con el embeleco demagógico del Hospital de Mascotas, mamut que nació en una urgencia de campaña y que no cuenta con respaldos técnicos, jurídicos ni proyecciones que permitan siquiera presumir su sostenibilidad en el tiempo.
Y merecen la recriminación pública los pésimos manejos dentro del Instituto de Cultura y Turismo; los sobrecostos en las contrataciones; los incumplimientos en los pagos de artistas y prestadores de servicios; la puerta giratoria existente; la dilapidación de recursos y la corrupción que se vive dentro de esa entidad y ante la cual el Alcalde guarda la espalda de sus subalternos y trata de minimizar la aberrante realidad. Tal y como lo hace con el despilfarro de más de $500 millones en las llamadas Terrazas de la 55, cuya justificación no existe más que en la mente del Alcalde y que se convirtieron en otro mamut blanco que ofende por lo descarado, inútil y porque no tenemos órganos de control y de justicia que entren a defendernos de los desmanes.
Podríamos decir que los aspectos positivos son más relumbrantes que los negativos; y que la sensación en la ciudadanía, gracias a un efectivo manejo de los medios, puede ser la de que las cosas se están haciendo bien. Pero en la realidad, existe un desbalance peligroso. Porque el hecho de que los medios no divulguen las aberraciones, la corrupción, los problemas financieros y las falencias administrativas de algunas entidades, no significa que estos no existen. Por el contrario, ese silencio tiende a convertirse en el mayor factor de desestabilización, pues se pierde en el espacio la función fiscalizadora de la prensa y los grandes aportes que su independencia le trae a la sociedad.
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