La lectura del libro “Raíces en el tiempo”, que obtuvo en el año 2009 el primer puesto en el concurso literario del Departamento de Caldas en el género historia, confirma la preocupación que por los temas regionales siempre ha identificado a Albeiro Valencia Llano, un profesor de la Universidad de Caldas que obtuvo en 1975, en la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, su doctorado en historia. El libro en referencia es el más ambicioso texto que hasta ahora se ha publicado en Caldas para desentrañar la historia de la región desde sus raíces prehispánicas hasta la creación del departamento, el 11 de abril de 1905. En sus páginas se muestra, con calidad literaria, la evolución de la comarca. Y la influencia de la colonización antioqueña en nuestras costumbres ancestrales.
Lo primero que se debe decir cuando se aborda con sentido crítico la obra de Albeiro Valencia Llano es que se está ante un escritor de estilo castizo, que “maneja el material histórico con pinza de cirujano”. El reconocido académico ha tomado la investigación histórica como centro de sus preocupaciones temáticas. Sus libros abordan todos los procesos históricos que se han vivido en Caldas. En este sentido, el escritor ha desmenuzado todos los hechos que llevaron a la consolidación de la región como centro productivo. No solo ha estudiado lo referente a la época de la conquista, sino que su interés se manifiesta también en el proceso de colonización, en la forma como se produjo la industrialización en Manizales y en el desarrollo mismo de la caficultura.
Desde su primer libro, “Manizales en la dinámica colonizadora” (1990), un texto donde campea el aliento de un narrador, Albeiro Valencia Llano demostró su interés por descubrir qué había en el fondo de ese proceso colonizador que se inició en el año 1800. Gracias a sus investigaciones históricas, los caldenses hemos descubierto que detrás de todo ese movimiento migratorio que se originó en el sur de Antioquia había intereses económicos. El desplazamiento hacia esta zona se produjo, como es sabido, por la necesidad de los colonos de encontrar un pedazo de tierra para cultivar. Pero no contaban -ellos, los colonos- con que estos terrenos ya tenían dueño: la Concesión Aranzazu, primero; y la sociedad González Salazar y Cía, después.
"Vida cotidiana y desarrollo regional en la colonización antioqueña" (1996), es un libro donde Albeiro Valencia Llano ausculta a fondo cómo era la vida cotidiana en los días iniciáticos de ese proceso que condujo al poblamiento de una amplia zona de lo que hoy es el Departamento de Caldas. El autor se detiene en los cuadros de costumbres de esos primeros pobladores, en su forma de vida, en sus sistemas de producción, en sus preocupaciones diarias, en sus creencias religiosas, para mostrarnos un fresco de excelente factura literaria sobre cómo se fue dando el desarrollo de la región. En una prosa decantada, Valencia Llano nos cuenta cómo fue la lucha de los colonos para hacerse a la propiedad de la tierra. Y cómo empezaron a cultivarla.
Albeiro Valencia Llano sabe el peso que tiene en el contexto nacional el estudio de la historia regional. Consciente de esto, ha dirigido sus energías intelectuales al análisis de los procesos históricos de Caldas. Sobre todo porque entiende que a las nuevas generaciones hay que enseñarles cómo se formó esta sociedad. Por ejemplo, en el libro “Colonización, fundaciones y conflictos agrarios” (2001), expone con claridad los excesos que los terratenientes cometían contra los colonos. “Avanzaban con sus brigadas de asalto. Iban destruyendo cultivos, arrasando sementeras, incendiando casas. No se detenían en consideraciones misericordiosas”, dice cuando habla sobre la forma cómo actuaban para arrebatarles la tierra.
La prosa de Albeiro Valencia Llano tiene fuerza descriptiva. Como historiador, confronta documentos para establecer con exactitud fechas clave en la historia de Caldas. Y como escritor, es consciente de que del buen manejo de los recursos del idioma depende, en parte, la trascendencia de los relatos históricos. Por esta razón, su prosa tiene mucho de creación literaria. Porque como artista de la palabra se preocupa tanto por el cómo se dice, como por el qué se dice. Es decir, maneja muy bien fondo y forma. En este sentido, sabe que el lenguaje es una herramienta que debe utilizarse para darle claridad a la exposición. Su estilo, hay que decirlo, tiene contenido estético. Por su trayectoria académica, no es exagerado afirmar que Valencia Llano es el más importante historiador que tiene Caldas.
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