Mario César Otálvaro
@macotal
Faltan 6 puntos de 12, con ellos se llegará a 30, suficientes para alcanzar tiquete entre los ocho mejores. La victoria mínima sobre Tuluá calmó la tempestad, Once Caldas se volvió a meter, y retornó al triunfo por liga después de cinco jornadas.
Con 24 unidades, esas 6 pendientes tendrá que buscarlas por fuera frente a Nacional y Alianza, o en Palogrande contra Cali y Santa fe. Posibilidades matemáticas intactas, y juegos que deben asumirse como finales para evitar la desvergüenza de la eliminación.
Falta fútbol, Once Caldas está lejos de ser el conjunto convincente y efectivo del comienzo, rinde solo por pasajes, le cuesta imponer condiciones, el libreto se le extravió, y su peor pecado es el poder ofensivo sin luminosidad en la última puntada.
Tanto es así, que con un autogol liquidó el duelo con Tuluá, y según las estadísticas, apenas suma dos anotaciones convertidas por sus hombres en jugadas de movimiento en las recientes nueve fechas, Del Valle contra Tolima y Mender versus Jaguares.
Con un detalle adicional, Gerardo Ortiz fue el destacado del encuentro, hecho repetido en varias correrías, ratificando su estelar momento por seguridad, perfecta ubicación, atención, y un liderazgo que nace desde su corazón hacia estas tierras y sus gentes.
Lo probaron en cinco ocasiones, Féiver Mercado con un remate cruzado, un cabezazo abajo al ángulo, y un mano a mano; Alexis Castillo con un disparo que envió por encima del arco, y Johan Bocanegra con un impacto que sacó al costado.
Las traigo a colación como argumento del destemplado nivel de Once Caldas que concluyó pidiendo tiempo, y atacado por un Tuluá discreto, que se animó por las comodidades recibidas, generando esas claras opciones impedidas por el paraguayo. Además porque Gerardo Ortiz fue uno de los rechiflados en el acto de presentación del Club al abrir la temporada, lo mismo que Marcelino Carreazo y Mender García, hoy quizá los puntales más importantes en el planteamiento de ataque.
Conclusión, la calidad de los refuerzos pone de nuevo la nota disonante en este Once Caldas que continúa sin acertar plenamente en ese sentido, y obligado a no disipar el impulso del arranque para garantizar, con los viejos conocidos, el cupo entre los semifinalistas.
Una pena que no se haya podido ajustar el colectivo, y que siga en bajada, que no debía ser por la comprensión entre ellos, la motivación de la tabla –siempre adentro– y un trabajo que en la distancia se observa serio, profundo y dedicado.
Reclamando alza en rendimiento, y optimización del producto. Piedrahíta adelantado por derecha es valioso, igual que Juan David como volante mixto, urgiendo soluciones de armado –que se deben fabricar– para que haya diversidad y volumen en la propuesta.
Llegó la etapa del "como sea" por la necesidad a raíz de los fracasos precedentes, y sobre todo por la ilusión que despertó, que se esfumó en la timidez de su accionar a través de un modelo con vacíos, bien por interpretación, o porque los rivales lo identificaron.
Ni modo de decir que la doble confrontación con Nacional de esta semana será el termómetro, pero si servirá para establecer el talante del plantel, desde el cuerpo técnico, pues así suene exagerado, esos puntos pueden marcar el nuevo futuro.
Hasta la próxima…
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