He leído bastante en esta cuarentena. La mayoría de los libros ya estaban colocados en mi mesa de noche o en las estanterías aledañas, y buscando una referencia en otro libro me encontré la biografía de Alberto Urdaneta, escrita por doña Pilar Moreno de Ángel, publicada por el Instituto Colombiano de Cultura en 1971.
Urdaneta es la cúspide del siglo XIX, es el mejor y el más colombiano de todos. Su Papel Periódico Ilustrado, toma su nombre del Papel Periódico de Bogotá, publicado por el cubano Manuel del Socorro Rodríguez a fines de la Colonia en 1791. Basado en sus experiencias en Europa, dos veces estuvo allá, Urdaneta importó la maquinaria para producir durante 6 años la revista más extraordinaria del país. Allí publicó a los mejores y más representativos escritores del país, desde el joven José Asunción Silva, hijo de su amigo Ricardo, hasta Miguel Antonio Caro, destacado gramático y futuro presidente. Todos los escritores cabían en su revista, si se abstenían de hablar de política o de religión, la primera salió el 6 de agosto de 1881. También reseñó los momentos culturales de esa época, creando una imagen de una Colombia muy especial, diferente a la visión peyorativa, de moda en la actualidad.
Dice doña Pilar que Urdaneta no era un pintor sobresaliente, a pesar de haber estudiado en París con Paul Gariot y con Ernest Meissonier, pero sí era un extraordinario dibujante. “La punta del lápiz manejada por Alberto Urdaneta resulta mucho más peligrosa al Gobierno que el fusil en manos de un millar de guerrilleros”; hablando del caricaturista bogotano.
Con los grabadores que trajo para su proyecto editorial, especialmente el español Antonio Rodríguez, fomentó la enseñanza del arte cuya cosecha vino a gratificar al país una década después. Entre los que aprendieron el oficio con Rodríguez se encontraba el joven Julio Flórez que dejó bellos trabajos en la revista, para dedicarse luego a la poesía.
Como gestor cultural logró el apoyo del Gobierno para crear la Academia Vásquez en 1873, proyecto que no cuaja, pero fue el antecedente para la Escuela de Bellas Artes de 1886. Ese año realizó una exposición de los trabajos de sus alumnos; pinturas ubicadas en templos, en manos de coleccionistas privados o de los mismos artistas, como Ramón Torres Méndez, demostrando que Bogotá tenía talentos en las artes plásticas y tenía un público interesado en ese tema. Contrastan estos avances con una época ensombrecida con las continuas guerras civiles en las cuales él participó obteniendo el grado oficial de coronel dado por el presidente Núñez y el de general dado por las tropas rebeldes de la Guerra del 76.
Hace doña Pilar mezcla el relato de la vida de Urdaneta con la política nacional, mostrando lo interesante que fue ese siglo en Colombia que vio hechos como la Independencia, casi una docena de constituciones, guerras civiles y el surgir de una conciencia de nación.
Urdaneta fue el primer editor que se volcó sobre el tema precolombino e indígena. Igualmente, lo afro fue reverenciado con la poesía de Candelario Obeso y personajes como el Negro Primero, donde relata la vida de este soldado negro de las tropas libertadoras de Bolívar. Urdaneta fue un devoto promotor de Bolívar y su obra, organizando concursos, diseñando estatuas, recopilando dibujos sobre el Libertador. De su viaje a Caracas en 1883 para el centenario de Bolívar trajo una cantidad de apuntes que enriquecieron el Papel Periódico Ilustrado como el dibujo de Matea Bolívar, una de las niñeras del Libertador.
Mucho de lo que sabe el país de la Conquista y de la Colonia fue recogido y publicado por Urdaneta, convirtiéndose esta publicación en un archivo histórico sin parangón. Su mirada atenta captó el pasado y el presente de Colombia. Los finos grabados en madera tomados de fotos o dibujos retratan el siglo XIX, sus hechos y sus protagonistas, dejándole al país la posibilidad de verse y comprender esa época decisiva para consolidar su idiosincrasia.
Con su temprana muerte, a los 42 años, acaecida el 29 noviembre de 1887, desaparece Alberto Urdaneta, pero deja como monumento para su memoria los 116 números del Papel Periódico de Bogotá.