Dos ilustres colombianos fueron honrados por el programa PNN con la dedicatoria de un Parque Nacional a su nombre para perpetuar su memoria por la gran labor realizada a favor de los recursos naturales del país. Y son la presentadora de televisión Gloria Valencia de Castaño y el sabio Jorge Hernández. A la primera se dedicó el Parque Nacional de las Hermosas, ubicado entre Tolima, Valle del Cauca y Quindío y que ahora se llama PNN de las Hermosas Gloria Valencia de Castaño, y al segundo, el bosque de corchos costeño que se llama Corchal del 'Mono' Hernández, ubicado en el Canal del Dique.
Antes de seguir con el tema de los PNN debo anotar que muchos particulares quieren colaborar en la salvación de los recursos naturales de agua, bosques y fauna y para ello convierten sus propiedades en RNSC (Reservas Nacionales de la Sociedad Civil). Cualquiera, persona natural o entidad, que posea una propiedad en la que haya recursos naturales suficientes y salvables puede convertir su finca o hato o bosque o páramo o propiedad en Reserva haciendo un papeleo ante los PNN, en los que se compromete a salvar “lo salvable”, en recursos naturales, dentro de su propiedad, al tiempo que continúa con la explotación ganadera o agrícola sostenible.
Estas Reservas aumentan en el país y podría decirse que son la réplica en lo privado de lo que son los PNN en lo público. Algunas de estas Reservas son famosas porque incluso llegan a poseer más fauna que los propios PNN. Tal es el caso de algunas de los Llanos Orientales como el famoso Hato La Aurora en Casanare. El Estado en cumplimiento de su deber de velar por los recursos debería colaborar con estas Reservas liberándolas de impuestos.
Desgraciadamente no ocurre así y el Estado, encantado con la ayuda, mira para otro lado. El Estado, preocupado como dice estarlo por el presente y el futuro de los PNN, debe volcar toda su atención y recursos para su sostenimiento y para el bienestar de los funcionarios de los Parques. Soy un decidido defensor y admirador de la labor de los guardaparques del sistema. Deben trabajar lejos de sus familias y a veces en duras condiciones por el clima y el alejamiento de pueblos y ciudades.
Definitivamente los considero como verdaderos héroes del deber y del amor a los recursos naturales. Siendo de vieja data colaborador, ayuda y defensor de los PNN quiero recordar una historia dolorosa de un funcionario ejemplar y heroico.
Corrían los años 80. Hacían los guardaparques un recorrido de inspección y vigilancia en el lejano Parque Tuparro, allá en el Orinoco. Unos indígenas venezolanos metidos en nuestro Parque estaban cazando fauna. Ante los reclamos de nuestros guardaparques los indígenas mataron a punta de flechas envenenadas a uno de nuestros funcionarios. Y vaya la odisea que tuvieron que soportar sus restos mortales porque no había dinero para pagarle una tumba decente. Creo que sus despojos terminaron por fin en el cementerio de Villavicencio. Yo admiraba a este guardaparques. (Continuará).