“Pensar”, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) significa, “Formar o combinar ideas o juicios en la mente//Examinar mentalmente algo con atención para formar un juicio//Opinar algo acerca de una persona o cosa//Tener la intención de hacer algo//Formar en la mente un juicio u opinión sobre algo//Recordar o traer a la mente algo o a alguien/Tener en consideración algo o a alguien al actuar//; mientras que “Razonar” lo define el mismo Diccionario como “Exponer razones para explicar o demostrar algo//Ordenar y relacionar ideas para llegar a una conclusión//Exponer razones o argumentos//.
Expresiones que contiene la misma obra y que, a mi juicio, son del caso para esta serie de artículos y que indudablemente llevan a reflexionar, y tal vez a comprender la dimensión de lo que es o podrá ser la Inteligencia Artificial (IA), se hallan en la “Mente”, que el diccionario describe como “potencia intelectual del ‘alma’//Designio, pensamiento, propósito, voluntad//Conjunto de actividades y procesos psíquicos conscientes e inconscientes, especialmente de carácter cognitivo; “Psique”=Alma (principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida//Vida humana//Persona, individuo, habitante//Sustancia o parte principal de cualquier cosa//Aquello que da espíritu aliento y fuerza//.
Otros términos son “Inteligencia” que puntualiza como “capacidad de entender o comprender//Capacidad de resolver problemas//Conocimiento, comprensión, acto de entender//Sentido en que se puede tomar una proposición, un dicho o una expresión//Habilidad, destreza y experiencia/.
“Inteligenciar” (Chile): “Encontrar solución a una situación problemática”, e “Inteligencia artificial”, la que entiende como, “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”.
Con la venia de los lectores he tenido el atrevimiento de extraer ‘in extenso’ esos conceptos, con el propósito de tratar de aterrizar el tema que se viene presentando, pues la polémica es mucha, incluso de los que se aventuran a expresar que la IA es una ‘mentira’ que busca satisfacer intereses económicos, y aunque es cierto, tomo distancia de aquella aseveración, pues ya se dice con bastantes argumentos que se trata de la “cuarta revolución” que apunta al desarrollo de los estados y sus comunidades.
Pues bien; he indagado a diversas personas estructuradas en distintos ámbitos profesionales acerca del polémico tema de la IA, sobre si esta ‘piensa’, ‘razona’, o ‘ambas’, o si se refiere al solo procesamiento de datos, y he encontrado respuestas tan disímiles que van entre la afirmación de una, la negación de otra, e incluso la duda, lo que no es, ni puede ser ajeno al interior, al menos, de la Rama Judicial nuestra.
Como vemos en los vocablos y su semántica arriba indicados, la IA participa de varios de esos elementos, y aunque en el estado en que se encuentra ahora, sin denegar o demeritar sus bondades, esta modalidad, forma o variedad de inteligencia como que ni piensa ni razona, solo procesa datos, emergiendo, insisto, hoy, las grandes posibilidades de manipularla, aportando eventuales sesgos a las tareas a las cuales ayuda.