Se tiene como verdad científica que el ser humano recibe también información antes de su nacimiento a través de estímulos especialmente maternos y que genera un ‘aprendizaje prenatal’. Una vez se separa de la madre, momento desde cuando la ley entiende su ‘existencia’ (artículo 90 del Código Civil:
“La existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al separarse completamente de la madre. La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar completamente separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un momento siquiera, se reputará no haber existido jamás”), comienza a captar muchísimos más estímulos, a recibir datos o información a través de sus sentidos, los que va acumulando (conocimiento), pero ello no se queda ahí, empiezan a ser ‘procesados’ por la persona (individuo), desde el principio no racionalmente, razón que se va adquiriendo en la medida que se avanza en edad y formación, y con el pensamiento, originado en un complejo proceso biológico va generando elementos lógicos como argumentos, juicios, decisiones, conclusiones.
Quiero, a mi modo de ver, hacer el símil con la Inteligencia Artificial (IA): Esta modalidad de inteligencia se nutre con datos que le entrega en su origen la persona humana (creador), para que sean almacenados y procesados, sin aludir todavía a un ‘pensamiento artificial’; aquella, mediante razonamientos (procesamiento de datos) arroja información, elabora textos, realiza operaciones complejas, genera diálogos, hace traducciones, influye, ya podría decirse, en todas las esferas del conocimiento.
Se ve y escucha (Platzi), que los creadores de la IA “Claude” (Anthropic), hallaron en una investigación “mecanismos geométricos internos de la red neuronal donde se empieza a formar el ‘pensamiento’ mediante el análisis biológico a un animal…”, pudiendo lograr entender que parece existir un ‘lenguaje universal’, que sorprende a los propios investigadores de laboratorio de IA a quienes sorprendió que tuvieran pensamiento, razonamiento y lógica”, pero sin que encuentren aún explicación de ‘qué es lo que sucede adentro’. Buscan la similitud o quizás equivalencia con el pensamiento humano.
Las constituciones nacionales, especialmente occidentales, se han edificado sobre la persona humana, y desde el mismo precepto 1º nuestra Ley Suprema así lo establece; para la época de su expedición (1991) ni modo que el Constituyente previera y menos regulara la IA, cuando más, la protección de información que sobre ella se hallan recopilados en bancos de datos y en archivos públicos y privados (artículo 15 de la Constitución).
La Rama Judicial tiene funcionalmente una configuración jerarquizada o piramidal cuya base son los jueces, y la cúspide, las altas Cortes, pero que realmente la constituye la Corte Constitucional.
La jurisprudencia de la H. Corte Constitucional en términos generales tiene que ser acogida y aplicada por todos los demás jueces de la república, incluidas las otras tres Cortes de justicia (Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado, Comisión Nacional de Disciplina Judicial) so pena de dejar sin efectos sus providencias, y en algunos casos ordena investigaciones por la desatención.
Lo propio sucede con el precedente jurisprudencial del “juez natural” superior.
De todo esto se desprende que todos esos pronunciamientos, como los del resto de los jueces de la República pueden ser compendiados en la IA, de lo cual se seguiría la aproximación a un ‘juez artificial’.