El artículo 1º de la Constitución declara que Colombia es una república unitaria, descentralizada, con autonomía de las entidades territoriales, fundada, entre otros principios, en la prevalencia del interés general. De igual manera el artículo 311 del mismo ordenamiento supralegal establece que el municipio es la “entidad fundamental de la división políticoadministrativa del Estado”, al que “le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el mejoramiento social y cultural de sus habitantes y cumplir las demás funciones que le asignen la Constitución y las leyes”. Colombia cuenta en sus 32 departamentos, con más de 1.000 municipios, y algo así como 8.000 entre corregimientos y caseríos. Francia tiene un número superior a 36.000, muchos con menos de 2.000, 1.000 o 500 habitantes. Nuestro país tiene regulación especial para la creación de municipios.
Se menciona que el municipio de Villamaría es el que más desarrollo territorial ha tenido en el departamento en los últimos tiempos, al que no ha sido ajeno el sector rural de La Florida, a donde se ha desplazado un número importante de población de Manizales y que continúa, en su mayoría, con sus ocupaciones ordinarias en la capital de Caldas. Algo similar podría decirse está ocurriendo, en cuanto a desarrollo aunque no tan vertiginoso, en la vereda Santágueda del municipio de Palestina, lugar este con inmensa vocación turística por excelencia, pero que no ha podido encontrar la senda del pleno progreso.
Ambos sectores, La Florida y Santágueda, se percibe, se mueven como a la deriva, pues no se observa gestión administrativa determinante de las administraciones públicas responsables, y la presencia en el caso de Villamaría, se da básicamente con el otorgamiento de los permisos o licencias de urbanización que otorga la municipalidad, así como con el suministro de agua potable y aseo, que no lo son para todo el sector residencial ni comercial del lugar, con las dificultades de abastecimiento del vital líquido que en ocasiones se le ha presentado; en este sector incursiona ya, desde hace algunos años, la empresa de servicios públicos Aguas de Manizales. Por la proximidad, La Florida pareciera ser más de Manizales, de la que tiene su mayor influencia.
Algo similar ocurre en Santágueda. Aquí el acueducto lo administran y explotan básicamente dos entes privados, lo que no está mal, pero la calidad del agua, al menos en uno de ellos y por virtud de una acción judicial, fue sometida a estricta vigilancia por la entidad de Salud del Departamento. Esta vereda carece de red de alcantarillado, cuya solución alternativa han sido y son los pozos sépticos, en donde una mala o defectuosa conducción de aguas residuales contaminan peligrosamente suelos y quebradas. Allá como acullá, las vías internas carecen de pavimento por la forma como se han venido desarrollando ambos territorios: loteo de fincas con licencias individuales de construcción, pero sin intervención directa sobre las vías de acceso; se les califica eufemísticamente de “carreteras privadas de uso público”, cuyo carácter supuestamente “particular” parece justificar la ausencia de inversión pública sobre las mismas.
También puede decirse de La Florida, que el trayecto inicial de la vía principal configurada, no hace mucho, en doble calzada y que da acceso al bello sector, no permanece en las mejores condiciones; y en la planicie, a lo largo del mismo carreteable, permaneció por mucho tiempo, con los riesgos que generaba, sin delimitación de doble carril; algunos andenes de la misma vía se ven en ocasiones invadidos por una maleza espesa que impide su uso por los peatones que se ven obligados a caminar por el área de los vehículos. Solicitudes elementales de construcción o refacción de resaltos para control de tráfico han tenido respuesta negativa, se menciona, por falta de recursos, todo no obstante el importante aporte tributario que se genera a favor del municipio, producto de su acelerado desarrollo. Los basureros públicos se encuentran sin mantenimiento, si no inservibles.