Con la firma reciente del contrato para recuperar la línea férrea entre La Dorada y Chiriguaná (Cesar), este municipio caldense adquiere una mayor importancia. La Dorada se consolida como un municipio estratégico y se convierte en el principal centro logístico del Magdalena Medio, ya que por allí confluyen las vías que vienen de Bogotá y se dirigen a la Costa Atlántica, Medellín, el oriente del país y el puerto de Buenaventura. Por eso, cobra aún más relevancia mejorar la carretera que conecta a Manizales con este puerto fluvial sobre el río Magdalena.
El contrato para rehabilitar la línea férrea contempla una inversión de $3.4 billones.
Se estima que las obras civiles tardarán cinco años y luego vendrán cinco años de operación. Además, se proyecta construir un puerto de carga y una zona franca en La Dorada, lo que impulsará el desarrollo económico y logístico de toda la región.
Viajar entre La Dorada y Manizales es complicado. Recorrer los 60 kilómetros entre Mariquita y Letras implica subir desde los 500 hasta los 3.500 metros sobre el nivel del mar, por una carretera diseñada hace muchas décadas. El ascenso es muy duro y el descenso hacia Manizales tampoco es cómodo.
Durante años se han planteado variantes viales para mejorar este trayecto y reducir tiempos de viaje. Sin embargo, aunque ha habido algunos avances, el proceso ha sido lento y no se vislumbra una solución cercana. Por ahora, debemos seguir usando la vía actual, con pequeñas mejoras que ayuden a facilitar la movilidad.
En este contexto, el Invías firmó hace algunos años un convenio con Inficaldas para realizar estudios técnicos sobre variantes en tramos críticos como Fresno y Padua. Uno de los puntos más problemáticos es la curva de 90 grados en Padua, que genera incomodidades para los conductores de tractomulas y el asombro de los que transitan la vía. Aunque los estudios ya están listos, tienen problemas por temas de licenciamiento ambiental.
También está proyectada la construcción de un viaducto de 500 metros en Mesones, una zona afectada por la inestabilidad del terreno. Además, se planea mejorar las curvas en los últimos cuatro kilómetros antes de llegar a Mariquita e incluir terceros carriles en sectores clave para facilitar los sobrepasos y el parqueo temporal, lo que aliviaría el tráfico.
Actualmente, existe un convenio entre Invías y la Gobernación de Caldas por $500 mil millones para intervenir esta vía en puntos críticos, así como para hacerles frente a otras obras viales prioritarias del departamento, como el deprimido frente al Terminal de Transporte de Manizales. Aún hay recursos disponibles que podrían utilizarse para construir la variante de Padua, una obra que significaría un avance importante en el mejoramiento del tránsito vehicular por esta carretera.
Ante este panorama, los caldenses debemos considerar seriamente la opción de impulsar el mantenimiento y mejoramiento integral de la carretera Manizales-La Dorada a través de esquemas de inversión privada o mediante una Asociación Público-Privada (APP). Aunque esto implicaría la instalación de peajes, una medida que podría generar incomodidad, permitiría contar con una carretera en mejores condiciones que la actual.
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El reciente hundimiento de la consulta popular hay que achacárselo al ministro Armando Benedetti, quien fue nombrado para sacar adelante los proyectos del Gobierno ante el Congreso y que, como era de esperarse, ha sido un fracaso total. Su nombramiento ha sido un craso error, que le está pasando factura al presidente.