Caldas necesita unidad y gestión para su desarrollo. El departamento y la región requieren de congresistas comprometidos, gestores incansables y líderes que trabajen con visión de territorio.

Hoy más que nunca, el desarrollo de la región debe ser el propósito común que nos une, más allá de partidos, intereses personales o cálculos electorales, la situación exige acción colectiva, trabajo en equipo y una defensa decidida de lo que somos y lo que podemos llegar a ser.

Durante los últimos años, nuestro departamento ha tenido una representación en el Congreso que, salvo contadas excepciones, ha carecido de una agenda clara, de capacidad de gestión y de un enfoque articulado con los actores del territorio.

Esta desconexión entre lo legislativo y lo territorial ha impedido que Caldas avance al ritmo que necesita.

Una muestra reciente de esta desconexión es la posible salida de Gensa del departamento. Esta noticia debe ser una voz de alerta para toda la dirigencia caldense. No se trata de un hecho menor.

Su eventual traslado representa no solo una pérdida de empleos y de presencia institucional, sino también una señal preocupante de la falta de cohesión y capacidad de incidencia que hoy enfrentamos como región.

Lo que aquí faltó fue un trabajo legislativo en bloque, una defensa firme y estratégica del territorio, como lo hacen otras regiones del país, como Antioquia, donde las diferencias se dejan de lado cuando se trata de proteger y promover el desarrollo regional.

No podemos seguir actuando de forma dispersa y reactiva. Caldas necesita una bancada legislativa que piense en la región, que actúe de forma coordinada y que haga de cada decisión una oportunidad para cerrar brechas, atraer inversión, proteger el empleo y generar bienestar.

La salida o permanencia de empresas estratégicas no puede depender del azar ni de la indiferencia. Debe ser el resultado de una política clara de defensa de nuestros intereses.

Tenemos los recursos humanos, naturales y culturales para convertir a Caldas en una región líder. Pero eso no ocurrirá si no contamos con representantes que gestionen con resultados, que estén presentes en los territorios, que trabajen de la mano con los alcaldes, el gobernador, los empresarios, las universidades y la ciudadanía.

La política no puede seguir girando en torno a favores, cuotas y conveniencias. Debe volver a ser un instrumento de servicio y transformación.

El llamado es a que nos unamos alrededor de un propósito: el desarrollo de Caldas. Que quienes lleguen al Congreso lo hagan con la claridad de que su deber es gestionar, articular, defender y construir.

Que entiendan que cada decisión, cada voto, cada debate, tiene un impacto directo sobre las oportunidades de nuestras comunidades. No podemos permitirnos más indiferencia, ni más improvisación.

Hoy, el futuro del departamento depende de nuestra capacidad de elegir bien, de trabajar juntos y de levantar la voz en defensa de lo nuestro. Con visión y propósito, podemos lograrlo.