Todo indica que en Manizales nos están haciendo falta árboles: no encontramos cuándo ni dónde parar a respirar. Digo “parar a”, porque no hablo solo de oxígeno, sino de detenernos bajo su cobijo, hacer pausa, sacar tiempo para nosotros, a solas; algo indispensable para la salud mental que decimos que tanto nos preocupa.
Según la Encuesta de Percepción Ciudadana 2024 de Manizales Cómo Vamos, la mayoría de manizaleños (51%) no está satisfecha con la cantidad de árboles en la ciudad (ver: https://shorturl.at/anrxa). Esta insatisfacción podría explicar por qué algunas obras públicas en Manizales han recibido críticas por su impacto en la vegetación urbana. También por qué se protestó cuando el Municipio decidió trasquilar árboles para evitar la invasión de garzas.
Por ejemplo, la urgencia por proteger los árboles se evidenció en la discusión sobre la ciclobanda de la Avenida Santander, aún sin decisión definitiva. El debate creció al incluir la preocupación ciudadana por los árboles de la vía. Desde agosto del 2023, el colectivo Antipaisajismos advirtió que reducir el separador causaría daños irreparables a los árboles (ver https://shorturl.at/Y4nRl). Y digamos la verdad: esa idea de modificar el separdor, árboles incluidos, no sería tanto por la ciclobanda, sino para que carros y motos -intocables- no pierdan espacio.
Es posible que, aunque no se haga evidente, la necesidad de más árboles esté relacionada con un problema de fondo: la salud mental. Esta conexión ha sido ampliamente estudiada. El silvicultor urbano Cecil Konijnendijk propuso la fórmula 3-30-300: ver tres árboles desde casa, tener 30% de cobertura vegetal en el barrio y vivir a 300 metros de un parque.
Un estudio del Instituto de Salud Global (2022), con 3.145 personas de entre 15 y 97 años en Barcelona, evaluó esta fórmula (https://shorturl.at/qwMuf). Encontró que al menos el componente del 30% de cobertura vegetal - medido con el índice NDVI- se asoció de forma estadísticamente significativa con mejor salud mental, menos uso de medicamentos y menos visitas a psicólogos o psiquiatras.
Otro estudio, realizado en Australia en el 2019, siguió durante seis años a personas mayores de 45 años para analizar la relación entre diferentes tipos de espacios verdes (árboles, césped y vegetación baja) y la salud mental (ver: https://shorturl.at/PNoRP). Descubrió que la cobertura arbórea sí se relaciona con mejor salud mental, mientras que el césped se asoció con un deterioro de la misma. Es decir, no cualquier área verde tiene el mismo impacto: los árboles marcan la diferencia.
En consecuencia, en Manizales esa diferencia podría ser clave. En el 2024 se registró el número más bajo de suicidios en años recientes (24), pero en el 2023 se había alcanzado el más alto (48). Además, 6 de cada 10 personas que intentaron quitarse la vida en el 2022 y el 2023, lo intentaron nuevamente, según encontramos en Manizales Cómo Vamos (ver: https://shorturl.at/FsxgT).
Mientras tanto, la cobertura vegetal ha retrocedido en la ciudad -según el índice NDVI-. En 1986 era del 60% y para el 2023 había caído al 54%, según el estudio del profesor Juan Manuel Aristizábal Tamayo, de la Universidad de Manizales (ver: https://shorturl.at/W720p). ¿Cómo estará ese porcentaje barrio por barrio?
Parecemos ir para atrás en árboles, justo cuando vivimos un momento crítico en salud mental, y cuando el verde urbano -por fin- empieza a entenderse como algo más que decoración.