El asombro, actitud de una ondulación continua entre la luz y la sombra, permite reconocer lo que antes era invisible, quizás por no haber prestado suficiente atención a lo que teníamos al frente nuestro, quizás por haber sido más conscientes, haber tenido más conocimiento, más experiencia, más información sobre lo nuevo a lo que nos estábamos enfrentando, así esto nuevo hubiera sido lo mismo viejo de siempre. Una conciencia expandida soporta sus raíces en ese movimiento incesante entre asimilación y acomodación permanente: el primero permitiéndonos asimilar las nuevas experiencias, el segundo adaptando nuestras estructuras a la realidad que se nos torna manifiesta.
Bachelard afirmó que la primera tarea en la que se funda el espíritu científico es tornar geométrica la representación, pretensión fundada sobre un realismo ingenuo de las propiedades espaciales que necesita superarse: es necesario trabajar “debajo” del espacio, es decir, “en el nivel de las relaciones esenciales que sostienen los fenómenos y el espacio”. Esta primera tarea es una más en la sucesión de actos que soportan el trasegar científico de una época. Su esfuerzo fue psicoanalizar los intereses que caracterizan los estados del alma que animan la construcción del conocimiento objetivo.
El asombro en cuanto actitud es vital para conocer nuestra realidad, ese movimiento inicial, ese momento que necesita dejarse atrás para avanzar en el camino que implica conocer aquello que se está descubriendo, construyendo, quizás reconociendo. Lo objetivo y lo subjetivo se yuxtaponen una vez más. El asombro, movimiento y quietud que obliga a precisar, rectificar y diversificar lo que vamos conociendo. Lo que se conoce está delimitado por nuestros conceptos, por nuestros saberes, experiencias, relatos y, por supuesto, de datos.
El dato es útil por lo que podría dar cuenta. El dato en soledad no genera necesariamente más información y mucho menos conocimiento. Necesita más atributos para dar cuenta de manera más completa de lo que pretende abarcar. Su interés: abrazar la cualidad para dotar de mayor profundidad lo que busca señalar. Necesitamos: reconocer el concepto, saber o definición que soporta el dato que se construye; entender la forma cómo se registra la información que soporta el dato construido; comprender la forma cómo se procesa y produce el dato que se está compartiendo y; explorar las posibles combinaciones que podrían potenciar la continua comprensión que se busca realizar sobre nuestros fenómenos de interés.
¡Bienvenido el asombro que generan los datos! Aún más, en aquellos momentos que nos cuentan historias que desconocíamos. Hoy, en un año de coyuntura electoral, los datos de calidad de vida necesitan ser conocidos, comprendidos, utilizados para definir muy bien los problemas que necesitan múltiples soluciones para generar un mayor bienestar social. Definir muy bien cuáles son los problemas de nuestro territorio es paso fundamental para nuestro desarrollo. Un llamado: trabajar conjuntos por una mejor capacidad estadística territorial. 
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Continúa abierta la convocatoria para participar en el “premio cívico: por una región centro sur mejor”, dirigido a organizaciones sociales con proyectos que mejoran la calidad de vida en los municipios de Chinchiná, Palestina, Villamaría, Neira y Manizales. ¿Quieres conocer de qué se trata? Ingresa a www.manizalescomovamos.org. Es una oportunidad de potenciar los proyectos que expresan los sueños colectivos de mejorar la calidad de vida territorial.