Del verbo latino ‘coaptare’ (‘adaptarse a, ajustar, unir’), el castellano ‘coaptar’, anticuado, significa “adaptar una cosa a otra o ajustar cosas entre sí”. En su artículo de El Tiempo, la columnista Melba Escobar lo empleó en la siguiente declaración: “Lo peor entendido como la manipulación de los hechos, de las personas y de la narrativa con efectos dramáticos para coaptar la percepción de los ciudadanos en su beneficio” (6/10/2025). Luego de la primera lectura, pensé que ese verbo estaba ahí fuera de lugar, y que quizás quiso escribir ‘cooptar’. Sin embargo, después de varias lecturas y algunas reflexiones, y considerada la casticidad de su autora, cambié de opinión, porque la idea que quiso manifestar la expresa a cabalidad ese verbo. No obstante esto, me parece que la preposición que introduce su complemento no es ‘en’, sino ‘a’, pues, por su significado, es como si dijésemos ‘para acomodar la percepción de los ciudadanos a su beneficio’.
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La locución verbal pronominal ‘tratarse de’ es impersonal, es decir, no admite sujeto. Se utiliza cuando se quiere expresar que determinada cosa es la que interesa en el escrito o en la conversación, por ejemplo, ‘no se trata de estigmatizar a nadie, sino de puntualizar su conducta’. La violación de la norma que la rige, a saber, su empleo con sujeto, es más frecuente de lo digerible, tanto, que ya perdí la cuenta de las veces que la he mencionado. A ellas les agrego hoy dos, éstas: “Conozca de qué se trata el hallazgo” (LA PATRIA, Salud, 7/10/2025). “La vida no se trata de encontrarte a ti mismo, sino de crearte a ti mismo” (Sentencia que aparece en la parte superior derecha del crucigrama de LA PATRIA, 3/10/2025). La primera, sencillamente, “Conozca en qué consiste el hallazgo”. La segunda, una mala traducción de la máxima de George Bernard Shaw, que, en su idioma original, dice así: “Life isn't about finding yourself, it's about creating yourself”, cuya traducción puede ser la siguiente: “No es la vida encontrarse a sí mismo, sino crearse” o “...encontrarte a ti mismo, sino crearte”.
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Hay en castellano unos sesenta y tres verbos que tienen los dos participios pasados (pasivos), el regular y el irregular, como ‘corromper’ (‘corrompido’ y ‘corrupto’*), ‘enjugar’ (‘enjugado’ y ‘enjuto’), ‘elegir’ (‘elegido y ‘electo’)... Con algunas excepciones (‘frito, preso, provisto, roto’), los participios pasivos irregulares se emplean únicamente como adjetivos, es decir, que no pueden hacer parte de los tiempos compuestos de los verbos respectivos. El verbo con el que se viola esta norma con más frecuencia es ‘elegir’. En su columna dominical, la congresista Paloma Valencia escribió: “Ningún presidente puede ir a otro país a pedir que desobedezcan a su presidente democráticamente electo” (LA PATRIA, 12/10/2025). “...democráticamente elegido”, castizamente. El participio irregular se puede usar correctamente en frases como ésta: ‘El presidente electo, luego de tres años, no ha comenzado a gobernar’, o ‘el presidente elegido no dio la talla’, pues los participios pasados regulares pueden hacer también las veces de adjetivos. *Cómo me gustaría leer a alguno que escriba, por ejemplo, ‘el político corrompido’. Más sonoro.
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Cita: “... como intentar que alguien discurse en medio de un incendio” (LA PATRIA, Sebastián Galvis Arcila, 2/10/2025). Pregunta un lector si ese verbo existe. Sí, y está adecuadamente empleado en esa frase, ya que es sinónimo de ‘discurrir, pensar, reflexionar, cavilar’, que expresan de todo en todo la idea del redactor. Sucede con esa palabra lo que con muchísimas otras, que se quedan olvidadas en las páginas de los diccionarios, y, cuando alguien las saca de allí, nos parecen extrañas.