Con el prefijo ‘co-’ (‘con-’) se forman palabras que indican ‘participación, colaboración, contribución, reunión’ (‘cooperar, confluir’). Puede decirse, entonces, que las palabras así formadas tienen incluida la preposición ‘con’, de tal manera que, en algunos casos, con verbos transitivos, su empleo con esa palabra puede resultar pleonástico. Ocurre esto muy frecuentemente con el verbo ‘cohonestar’, como en la siguiente muestra: “...poniéndose del lado de una dictadura que robó elecciones, viola los DD.HH. – y cohonesta con el narcotráfico y el cartel de los Soles” (El Tiempo, Marta Lucía Ramírez, 20/10/2025). “...cohonesta el narcotráfico...”, castizamente, porque es un verbo transitivo, cuyo complemento directo en esa oración es ‘el narcotráfico’, que de ninguna manera es circunstancial, como para introducirlo con la preposición ‘con’. ‘Cohonestar’ significa ‘darle apariencia de lícito o justo o bueno a algo que no lo es’. También, “Hacer compatible una cualidad, actitud o acción con otra. ‘Cohonestar exigencias contrarias’” (El Diccionario).
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El personaje de una de las bien llamadas ‘Aricaturas’, porque de ninguna manera son ‘caricaturas’, pregunta: “¿Y las pruebas de soborno y fraude procesal contra Uribe?”. Y el otro le responde: “Aquí no las vieron. De pronto en la casasión de la Corte sí las vean” (LA PATRIA, Ari, 26/10/2025). Respetando la ortografía, “De pronto en la casación...”. Y no fue un error de digitación, porque, evidentemente, fue escrita a mano. ‘Casación’ es la ‘acción de casar’ (del verbo latino ‘casare’, ‘-invalidar, anular’). Esta ‘anulación’ se da luego de interpuesto el ‘recurso de casación’, que es “el que se interpone ante el Tribunal Supremo contra fallos definitivos o laudos en los cuales se suponen infringidas leyes o doctrina legal, o quebrantada alguna garantía esencial del procedimiento”.
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‘Cada’ es un adjetivo que determina una unidad* de un mismo grupo, pero aludiendo a todas las demás, por ejemplo, ‘cada ser humano merece respeto’ (‘todo ser humano merece respeto’). Por su carácter de adjetivo, no es correcto usarlo sin el sustantivo que determina, como en la locución ‘cada que’, muy oída y leída. Un ejemplo: “Al tiempo que se ve más como otra cortina de humo que se cuelga cada que se le embolatan las prioridades a la Administración de Petro” (LA PATRIA, editorial, 26/10/2025). Castizamente, “...cada vez que se le embolatan...”. Significa también ‘aumento progresivo’ (‘cada vez se ve más oscuro el horizonte’). *O un grupo dentro de un mismo grupo, verbigracia, ‘cada cuatro años elegimos presidente’.
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Cuando se dice ‘todas las colombianas’ se alude únicamente a las mujeres nacidas en Colombia o nacionalizadas. Pero cuando decimos ‘todos los colombianos’ nos referimos a hombres y mujeres; viejos, viejas; niños, niñas; negros, negras, mestizos, mestizas, etc., con la misma condición, porque en este caso el adjetivo ‘colombiano’ es de ‘género no marcado’, lo mismo que ‘todos’ en el ejemplo dado. Pero actualmente, por la influencia dañina del nefasto ‘lenguaje incluyente’, se está imponiendo la expresión ‘todas y todos’ (sin mencionar el inaceptable ‘todes’), como en la siguiente oración: “En conseguirlo nos deberíamos unir todas y todos sin distingo alguno” (LA PATRIA, Víctor Hugo Acosta Cardona, 26/10/2025). Siempre he dicho que el ‘lenguaje incluyente’, además de ‘farragoso, nocivo e inútil’, es ‘traicionero’, lo que se aprecia claramente en el ejemplo citado, ya que, como se supone que el que lo redactó es del género masculino, ha debido escribir “en el que cabemos todos y todas”, o, como enseña la gramática, y como tiene que ser, “en el que cabemos todos sin distingo alguno”. Y ‘todos’ lo habríamos aplaudido.