De los verbos terminados en ‘-uar’, hay unos que disuelven los diptongos ‘ua’ y ‘ue’ en las tres personas del singular y tercera del plural de los presentes de indicativo y subjuntivo, y en algunas formas del imperativo, como todos los que se conjugan como ‘actuar’: Presente de indicativo; ‘actúo, actúas, actúa; actuamos, actuáis, actúan’. Presente de subjuntivo, actúe, actúes, actúe; actuemos, actuéis, actúen’. Imperativo, ‘actúa, actúe, actúen’. Y hay otros que conservan los diptongos en toda su conjugación, por ejemplo, ‘evacuar’* (‘evacuo, evacue, evacua’). También, ‘aguar’ y ‘sobreaguar’, algo que olvidó el doctor Hernando Arango Monedero en la siguiente oración: “...cuando las EPS a duras penas sobreagúan cuando la UPC ha sido insuficiente para atender debidamente las necesidades de la población...” (Eje 21, 17/11/2025). Correctamente, “...a duras penas sobreaguan...”. *Sobre este verbo, el académico don Manuel Seco anota que, aunque es incorrecta la acentuación ‘evacúo, evacúas’, etc., en algunos países de Hispanoamérica es aceptada como castiza en el lenguaje culto. Y el Diccionario panhispánico de dudas, después de exponer su acentuación castiza, anota: “...pero hoy es frecuente, y también válida, su acentuación como actuar”.
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Sobre el ‘dequeísmo’, vicio del lenguaje que incluye innecesariamente la preposición ‘de’ antes de la conjunción ‘que’ después de verbos enunciativos (‘dijo de que’), he escrito muchas veces. Pero hay que insistir, porque, como dicen, ‘la gota horada la piedra’, es decir, la constancia alcanza lo imposible, aunque en este caso lo dudo. Este vicio es evidente en el siguiente titular de Eje 21: “Trump advierte de que se considere el espacio aéreo de Venezuela cerrado en su totalidad” (30/11/2025). Incluso, suena mal. Suena bien, así: “Trump advierte que...”. Verbos ‘enunciativos’ son aquellos que ‘declaran, exponen o manifiestan algo con el fin de comunicarlo’. Como también he hablado con frecuencia sobre el ‘miedo al dequeísmo’, que consiste en suprimir la preposición ‘de’ cuando se necesita, como en esta muestra: “Metieron la mano torcida a ordeñar cuanta teta les facilitaba el Estado que terminaron convenciéndonos que antes que gobernantes son unos vulgares robagallinas” (Eje 21, Gustavo Álvarez Gardeazábal, 30/11/2025). “...terminaron convenciéndonos de que...”, castizamente. Para saber cuándo se requiere la preposición ‘de’ y cuándo no, basta con sustituir la partícula ‘que’ por ‘esto’, así: ‘Trump advierte esto’ y ‘terminamos convenciéndonos de esto’. Fácil.
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Misteriosamente, son los vicios del idioma los que ‘pegan’ y se propagan ‘como verdolaga en playa’, de tal manera, que se vuelven epidemia. Es el caso del que tantas veces he hablado, de la inútil locución ‘por parte de’. Y hay otro, al que también me he referido con frecuencia, que cada día toma más fuerza, y que consiste en la eliminación de la preposición ‘a’ cuando se necesita para la ‘determinación’ del complemento directo, puntualmente, cuando éste es un nombre propio, por ejemplo, ‘visitó a Eudoro en el hospital’ y ‘ama a Gabriela’. No queda bien ‘visitó Eudoro’ ni ‘ama Gabriela’. Esta norma se aplica también a los topónimos (excepto los que incluyen el artículo determinado ‘el’, ‘El Cairo’, por ejemplo), pues son, necesariamente, nombres propios. Y esto, si estudiaron castellano, lo deben saber los periodistas. Sin embargo, uno de ellos redactó este titular: “Tras asesinato de coronel, militarizarán Popayán” (El Tiempo, 29/11/2025). Hasta el oído rechaza esta construcción gramatical. “...militarizarán a Popayán”, castizamente, y suena mejor. La gramática no es caprichosa: sus normas son lógicas.