Ojo con esto
Las quejas de los seguidores, que han demostrado su fidelidad al equipo año tras año, se repiten y nadie responde.
El silencio se instala en las áreas administrativas del Once Caldas, donde los empleados de rango medio se hacen sordos, con prepotencia que disfraza la indiferencia.
A las subidas en los precios de los abonos y boletas, que se producen cada semestre, se suma el irrespeto a los aficionados, por la imposible conservación de los palcos o puestos, previamente asignados y al retardo en las salidas, que podrían tildarse como un "secuestro masivo".
El grave peligro que significa represar una multitud en los alrededores de una puerta de evacuación, cerrada.
Creciente es el miedo a una avalancha que, en otros lugares del mundo del futbol, ha causado tantas muertes.
No es especialmente divertido para el hincha esperar con impaciencia la apertura de las puertas de salida, cuando su equipo, con malas formas en el juego, ha perdido el partido.
De otro lado, el Once, que no conecta este semestre con la afición, mira con incertidumbre el futuro tanto en el torneo colombiano como en la copa suramericana.
Solo con grandeza, ambición e inversión, con un camerino solvente en técnica, con mentalidad ganadora, se puede aspirar a los buenos resultados, como ocurrió en 2004.
Aparecen en el recuerdo las palizas de las últimas intervenciones internacionales, ante Corinthians y Santaní.
La historia podría repetirse, a pesar de que el sorteo del grupo fue benigno, con especial consideración a fluminense, campeón de la copa libertadores en 2023, finalista en el torneo carioca, con figuras de renombre, como Thiago Silva, Ezequiel Cano, otrora goleador en Colombia, Jhon Arias, estelar de la selección y Kevin Serna, de origen colombiano, para ganar derecho al favoritismo.
Los dos restantes rivales, San José de Oruro y Unión Española, son equipos del montón en sus países, encasillados en plazas bajas de la tabla, sin figuras predominantes.
En el Once Caldas hay razones que el ojo disfruta, pero la razón no entiende por encima de algunos buenos resultados. Como la irregularidad en el rendimiento, la falta de un juego definido, la dependencia individual ante la ausencia de un sólido rendimiento colectivo.
Lo que entorpece el recorrido emocional entre el deseo, el trámite y los resultados.
Posible se ve, sin la algarabía arrebatada del triunfalismo, el paso del Once Caldas a la siguiente etapa de la copa, con el consabido sacrificio de los torneos domésticos, por la obligación, ante las limitaciones de la plantilla, de preferir la participación internacional.