Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com

 

Si bien la muerte puede llegar en cualquier momento, a cualquier hora y en cualquier lugar, cuando ocurre en el sitio donde se labora, de manera intempestiva y sin avisos, causa consternación, sorpresa e incertidumbre.

La mayoría de las personas pasamos mucho de nuestro tiempo en los sitios de trabajo. En ellos, además de llevar a cabo las tareas laborales, se tejen amistades, afectos, confianza, aprendizajes, en fin, el mundo social danza en estos espacios con cercanía y, en ocasiones, con intimidad emocional.

Cuando muere alguien de manera accidental o por otra causa en el sitio de trabajo, la manera como el grupo de compañeros reacciona y enfrenta esta situación, puede ser dolorosa y traumática. El escenario laboral, tanto en el desempeño de las actividades cotidianas, como en las relaciones interpersonales, pueden verse afectadas y requerir de un acompañamiento especial.

La forma como cada ser humano reacciona ante la muerte es individual, particular y única. Sin embargo, es común sentir tristeza, irritabilidad, estrés, ansiedad, miedo, rabia e inclusive culpa, cuando se quedan asuntos pendientes sin resolver.

Por otra parte, con alguna frecuencia, los colaboradores o empleados se quejan de dolores de cabeza, problemas gástricos, insomnio, cansancio, fatiga, cambios en los hábitos alimenticios, aumento de consumo de café, cigarrillo, alcohol u otras drogas, actitudes que agudizan la situación emocional e inciden de manera significativa en la concentración, la memoria, el análisis, en fin, en las responsabilidades de tipo laboral.

 

¿Qué hacer cuando un colaborador muere?

- En lo posible, desde las directivas o las personas responsables de recursos humanos, generar espacios en los cuales se puedan expresar las emociones y los sentimientos. Estos momentos de ventilación emocional son de gran ayuda, en tanto los empleados sienten que son atendidas sus emociones y escuchadas sus quejas, respecto al dolor y a la pérdida.

- Así mismo, es necesario brindar una atención especial a los compañeros más cercanos a la persona fallecida y estar atentos a sus cambios emocionales.

- En la medida de lo posible hacer acuerdos en lo que tiene que ver con horarios de trabajo, para que permitan a los compañeros repararse física y emocionalmente.

- Tener y mantener una clara comunicación entre directivas y empleados, en cuanto a lo que tiene que ver con el suceso de duelo y la pérdida, que refleje el respeto de la empresa por sus colaboradores.

 

¿Cómo ayudar a la familia?

- Brindar un tiempo adecuado a la familia cercana para hablar de lo sucedido, que sirva de catarsis y, en especial, en los momentos de crisis, al dar a conocer la noticia. Para ello es importante ponerse en el lugar del doliente de manera respetuosa y empática.

En muchas empresas, ante la muerte de un empleado no solo reúnen a los compañeros de trabajo para brindarles acompañamiento, también invitan a los familiares más cercanos y les ofrecen apoyo emocional y psicoeducación en duelo. Esta no es solo una condición de la responsabilidad social de las empresas, es -además- un acto de dignificación de la pérdida, del dolor y del doliente.

 

* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.

www.fannybernalorozco.com

 


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