Actúa Sherlock

Lo que podría haber sido otra chapucera imitación de Sherlock Holmes se convierte en las manos del avezado escritor español Arturo-Pérez Reverte en un impresionante homenaje a Conan Doyle y, en general, a la novela negra. Como ya lo había hecho en El club Dumas o en Sidi, el autor logra rendir tributo a sus influencias y lo hace como ya nos tiene acostumbrados: de manera magistral.

El problema final tiene todos los ingredientes de una novela al estilo del detective más famoso del mundo. Un crimen lleno de misterio en una habitación cerrada, en una isla que queda inaccesible por un temporal que impide la llegada de las autoridades. Uno de los presentes tiene que ser el asesino.

Lo curioso es que entre los pesonajes se encuentra un actor que interpretó a Holmes en unas 15 películas y es más reconocido por su personaje que por él mismo y, como si fuera poco, aparece un escritor de novelas de detectives y de vaqueros, quien es un amplio conocedor de la obra no solo de Conan Doyle, sino también de otros autores de culto en el tema. Es decir, era todo un Watson, excepto que no era médico.

Es 1960 y aún quedan ecos de la Segunda Gran Guerra, por ese motivo las posibilidades de que todo esté conectado son más amplias, pues aún hay procesos sin cerrar de ese conflicto.

Los lectores también encontrarán las referencias a Moriarty o a la intrépida Irene Adler, quienes con sus trucos, si es que los hay, porque solo al final se van a ir encontrando los resultados de seguir las migajas, retan al actor-detective y al escritor-ayudante.

Si usted está pensando en escribir una novela negra, este libro puede leerse también como un manual, porque aunque exagera en la cantidad de citas de diferentes autores, que los personajes hacen brillar por su buena memoria, en ellas se encuentran también algunos mensajes para aprendices. Es una forma de llevar a los aficionados a este estilo por los caminos de cómo se escribe una novela negra.

El problema final (Arturo Pérez-Reverte)

Subrayados

  • A la novela que llaman negra: más músculo que cerebro.
  • La novela que llamamos negra, más innovadora, arrinconó los enigmas elegantes.
  • Cuando hay un crimen premeditado con frialdad también se premeditan los medios para que no salga a la luz.
  • La tragedia de quienes triunfan, pensaba, es que consiguen lo que desean, pero no por mucho tiempo.

En redondo

Se está hablando mucho de La paciente silenciosa, la novela del guionista Alex Michaelides, quien asegura que será llevada al cine por Brad Pitt. Promocionan el libro como el nuevo Joel Dicker, pero después de leerla, aunque resulta muy entretenida, pienso que no es para tanto.

Aunque se trata de una obra que sorprende en algunos aspectos al lector, le falta esa trepidante narrativa de Dicker mostrada magistralmente sobre todo en La verdad sobre el caso Harry Quebert o incluso en El caso Alaska Sanders.

Michaelides se puede parecer más al Dicker de La desparición de Stephanie Meyer, que no es precisamente su mejor obra. Sin embargo, se nota el estilo cinematográfico no solo en la construcción de escenas y en la cantidad de elipsis que obligan al lector a estar atento para conectar los puntos.

Me parece que en varios momentos se pierde la sorpresa y que abusa de lugares comunes, en lo que no ayuda para nada la traducción al español de España, incluidos laísmos que desentonan en nuestras tierras.

Eso sí, también nos va develando el misterio a cuentagotas y al final el lector se verá sorprendido porque descubre que lo que parecía que se construía en un mismo momento narrativo, termina por ser un truco completo para engañarnos y poder cerrar el círculo.

Una mujer se encuentra internada en una clínica psiquiátrica después de haber sido acusada de asesinar a su esposo. Han pasado casi seis años desde entonces y solo permanece una pintura que ella dejó y que captó la atención de miles de voyerista que querían ir a ver esa especie de autorretrato y del crimen. Un cuarentón psicoterapeuta se ha empeñado en ayudar a quien considera una víctima, pero él mismo tendrá que sacudir sus propios demonios.

El final pudo ser distinto, pero quién son yo para decirlo. Seguramente Alicia, la protagonista de esta obra se encarnará en alguna famosa actriz que le dará vida en el cine, pero como siempre, nada como leer el libro, sea para comparar o para atormentarnos.

La paciente silenciosa (Alex Michaelides)

Subrayados

  • Hay demasiado dolor en todas partes, solo que cerramos los ojos para no verlo.
  • Su silencio era como un espejo: te devolvía tu propio reflejo.
  • Escoger una amante se parece mucho a escoger un terapeuta.
  • Tras ellos se ocultaba una mente feroz, una inteligencia afilada que solo estaba empezando a despertar.

Dos obras de misterio. Un actor-detective y un psiquiatra quieren desentrañar las verdades. Léanlos que están entretenidos y #HablemosDeLibros.