La antioqueña Judith Nieto López podría estar en ese limbo en el que se identifican los sentipensantes. Su recorrido académico, enfocado para ayudar a la recuperación de la memoria, se nota ahora en su poemario Grano de sal.

Arranca con algo parecido a un haikú, sin la métrica fija que exige este género, pero sí se aproxima muchísimo por la brevedad y la profundidad:

Grano de sal

fuga de la caricia

todo se desvanece


 Aunque la brevedad se convierte en un sello en estas páginas, apenas tres poemas llegan a 10 líneas, igual los hay de seis versos como de dos, por lo que la unidad no se da en una rigidez del número de sílabas o renglones, sino en lo que la escritora quiere retratar, pequeñas cosas que la tocaron en el alma.

 Ilustración interior. Se encuentran varias como esta, de Egon Schiele.

Reproducciones | LA PATRIA

Ilustración interior. Se encuentran varias como esta, de Egon Schiele.

No es sencillo escribir poesía y más difícil aún tratar de describir las emociones con las palabras justas, sin excederse en descripciones ni alegorías, apenas un asomo para que el lector deduzca el estado anímico del que salieron las letras que se unieron para dar vida a un poema:

El ojo súbito

obstinado

en su lento mirar

Siempre me sorprenden los poemas que logran mostrar la crudeza de la violencia colombiana con una belleza descriptiva que nos entristece al tiempo que debemos admirar la forma en que se escogen las palabras para contar la crueldad, el abandono, la muerte, la tristeza del duelo:

Cuando acaeció tu muerte

venida del puñal

una mujer escucharía

el estruendo de tu cuerpo.

En estos 67 poemas se puede apreciar desde la descripción de una experiencia hasta la confesión de un secreto, desde una crítica hasta un elogio, todo atravesado por una delicada selección de las palabras para construir historias que se terminarán de contar en las mentes de quienes entran a estas páginas. Formas de la literatura de ser interactiva, sin necesidad de los destellos tecnológicos.

El hombre ha llegado a la Luna

dice la voz del padre

la niña alza la mirada

donde se tambalean las nubes.

Hay un dejo doloroso, casi un grito, que se desprende de estas páginas que reclaman por tanta muerte, por tanta ausencia inexplicable, que piden entre líneas que se pare la sangría y que vuelvan los cantos de los pájaros a las viejas casas abandonadas, como símbolo de alegría y no como canciones fúnebres.

Ah, y no solo es una queja por la violencia cotidiana que llena titulares, hay también una gran crítica a la mala escogencia de las palabras, al tono que se usa para agredir al otro en situaciones que volvemos un paisaje cotidiano y merece ser detenido.

La poesía nos desnuda. Son las entrañas las que piden contar nuestros retortijones, no es cosa de cerebro ni de reflexión, es asunto de dejarse llevar y plasmar lo que parece imposible de describir, y este poemario logra dar con la catarsis del autor y pega duro en el corazón de quien lo recibe:

mientras amas

la palabra lastima

Son ya varios los poetas que sienten que el título puede hacer perder la esencia de lo que se quiere contar, parece que Judith Nieto forma parte de este grupo y por eso, apenas en el índice encontramos los títulos asignados que nos llevan al poema preciso.

La bella edición de Abisinia Editorial nos recrea con unas imágenes de mujeres, autoría de Egon Schiele, una precisa escogencia para enriquecer esta obra ya bella. Dice uno de los versos que

las palabras

se muerden el alma

aunque al terminar el libro nos damos cuenta, que aun así, son como el agua, buscan salida y se vuelven poemario. Lean a esta autora para que #HablemosDeLibros y, siempre, de poesía.

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Portada de Grano de sal, de Judith Nieto López.