Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
Correo: editornoticias@lapatria.com
X (Twitter): @fernalonso
Me sorprendió Yuval Noah Harari con su nuevo libro, Nexus, porque no creí que tuviera una mirada tan apocalíptica de lo que puede ser el futuro con un mundo dominado por la inteligencia artificial (IA).
Aunque en los últimos capítulos y en las conclusiones intenta cuadrar caja y muestra también posibilidades esperanzadoras, después de leerlo sí aumenta la preocupación de quienes consideramos que si no se establecen unas autorregulaciones claras en este proceso, las consecuencias son tan impredecibles que cualquier cosa puede pasar.
Obviamente se trata de un historiador y su énfasis es ponernos en perspectiva cómo las grandes transformaciones que a través de los tiempos han tenido las redes de información nos pueden servir para aprender del pasado o para al menos entender lo que puede suceder.
Él mismo se encarga de mostrarnos que hasta ahora en ninguno de los inventos que se hicieron para mejorar tales redes hubo posibilidad alguna de que no hubiera intervención humana, cosa que ahora sí sucede y seguirá ocurriendo con la Inteligencia Artificial, que no solo puede tomar decisiones propias, sino que aprende de los errores mucho mejor de lo que la humanidad lo ha hecho. De hecho, destaca que la autocorrección institucional es un regulador clave en las sociedades, pero no es la solución a todo, y sin embargo, ¿cómo se puede autorregular una IA?
De nuevo, como ya lo plantearon Sigman y Bilinkis en Artificial (2023), el llamado que hace Harari es a darle sentido a las nuevas creaciones y a buscar soluciones globales, toda vez que será imposible hacerlo con reglas de juego locales. Esto requiere decisiones transnacionales.
Ética para máquinas (2019) es un libro que escribió el español José Ignacio Latorre en el que de manera optimista advierte que los robots aprenderán según les enseñemos y recuerda que "Las máquinas no tienen la culpa de hacer nuestras vidas peores", porque al facilitarnos las cosas hemos perdido muchas habilidades, tal como también lo piensan los autores antes citados.
Sin embargo, en Nexus - Una breve historia de las redes de información desde la edad de piedra hasta la IA-, Noah Harari vuelve sobre el argumento de sus anteriores libros. Esos acuerdos sociales, esas creaciones ficticias como son las naciones, las constituciones o las religiones como formas de entendimiento, pueden no tener una salida similar en la nueva era tecnológica, pues las decisiones serán tomadas con base en los datos y en la razón.
Lo primero que nos aclara es que información no es sinónimo de verdad y a partir de comprender esto podemos saber lo delicado del momento que vivimos cuando la información abunda, pero no la verdad. De hecho, en el primer capítulo insiste en encontrar un intento de definición de información y realiza una crítica severa a quienes tienen una idea ingenua de esta como que la abundancia de información permitirá que haya una regulación universal porque siempre alguien encontrará la manera de hacer saber qué es falso y qué no, pero ya vemos que eso resulta un poco difícil en la medida en que hay tanto mentiroso suelto y representativo.
En el libro se retoman algunas ideas de Sapiens y de Homo Deus para explicar por qué los mitos fueron necesarios para crear orden, para lograr equilibrio. No necesariamente mayores redes de información llevan a la sabiduría, puede ser todo lo contrario, y pone varios ejemplos en la historia de la humanidad: el Imperio Romano, el régimen de Stalin o el nacionalsocialismo de Hitler. De hecho, dice que la IA puede incluso ser perjudicial para los regímenes totalitarios, porque se les va a escapar la sensación de controlarlo todo.
Interesante una defensa que hace de los burócratas, que caricaturizamos muy fácil, pero que salvan vidas, con sus estadísticas, sus procedimientos y otras especies. Dice que esta cumple un papel esencial en el funcionamiento de los estados, aunque no parezca, pero es menos creíble que un poema épico y por eso no reconocemos esa manera de hacerse las cosas.
Lo mejor que tiene Nuval Yoah Harari es que se va directo a la yugular de los mitos fundacionales. Entonces para quienes defendemos la Imprenta como ese invento maravilloso que nos permitió multiplicar la conversación y ampliar el saber, nos recuerda que ese mismo invento hizo que se divulgara fácilmente la creencia de una conspiración satánica global y terminó en la cacería de brujas y en la Inquisición. Como todo, tiene dos caras.
Esta página se me quedó corta para todo lo que tengo para decir de este texto. Tal vez ahonde más en él luego, por ahora los invito a que lo lean y #HablemosDeLibros, de los datos, del control y de las posibilidades de la humanidad con la IA, para bien y para mal, con base en lo ya probado con otros cambios en la historia universal.
Subrayados
* Las autocracias se basan en el terror y la censura sobre sus propios representantes.
* Considerar la información como un nexo social nos ayuda a comprender muchos aspectos de la historia de la humanidad.
* Las redes de información no amplían la verdad, sino que tratan de encontrar un equilibrio entre la verdad y el orden.
* Un mercado de ideas completamente libre puede incentivar la divulgación de atrocidades y sensacionalismo a expensas de la verdad.
* La única opción que no debería ofrecerse en unas elecciones es la de esconder o distorsionar la verdad.
* Al llevar al extremo el principio democrático de el poder del pueblo, los populistas se vuelven totalitarios.
* Los ordenadores podrían ser terriblemente eficientes a la hora de imponer a la gente falsas etiquetas y de asegurarse de que esas etiquetas se mantengan.
* La primera lección que todo algoritmo debe aprender es que puede equivocarse.
* Si el auge de la IA plantea un peligro existencial para la humanidad, no se debe tanto a la malevolencia de los ordenadores como a nuestros propios defectos.
Foto | LA PATRIA
Nexus, el más reciente libro del pensador Yuval Noah Harari.