Colombia no había vivido una guerra sin cuartel como la que se vive ahora contra un gobierno, solo porque es de oposición. Todos los grupos políticos que han mal manejado este país en los últimos decenios, están unidos para hacer imposible gobernar, tirando al traste la posibilidad de dejarlo actuar, de manera que si lo hace bien, sea aplaudido, pero si lo hace mal, el mismo será su verdugo.
    Eso lo hacen los grupos políticos y los personajes que en ellos mandan y sus seguidores más corruptos, país de miserables y de hampones con poder, solo porque ven que la posibilidad de seguir manteniendo marginalizada una gran mayoría de la gente en Colombia, que por sus acciones y omisiones viven en la pobreza absoluta, el abandono y la falta total de oportunidades, les produce jugosos, pero inhumanos y despreciables rendimientos.
    Produce risa y vergüenza, que partidos como el Centro democrático, Cambio Radical,  La U, el partido Liberal, el Mira, la Alianza verde, El Polo, Dignidad, y todo ese sin número de grupos políticos conformados para vivir del negocio de la burocracia y el desangre del Estado, sepan que no habrán quienes de  atrevan a señalarlos como autores de toda esta debacle que traemos desde hace muchos años, para endilgarle a un gobierno que apenas lleva 1, ese que por supuesto no es el responsable de los desfalcos, los negocios sucios, los despilfarros, los robos, la contratación a dedo, sin cumplimiento de requisitos para comprometer miles de millos de pesos, que siendo de los contribuyentes, paran en los bolsillos de esos animales políticos, adiestrados y sin freno en el no cumplimiento de  sus funciones, con empresas fantasmas con las que desangraron por ejemplo a Ecopetrol, haciendo que el manejo de la Cosa Pública sea un nido de ratas pestilente, con roedores insaciables, dispuestos a todo, para mantener sus privilegios y seguir con sus fechorías.
    No se necesita pertenecer al grupo de la Colombia Humana, para testimoniar las muchas maniobras delincuenciales y las no poco demenciales de la oposición desenfrenada, a la que sin impórtale los costos, quieren acabar la gobernabilidad, solo porque no quieren perder las riendas de un poder del cual siempre han abusado, lo han hecho mal, sin ética, sin valores, sin honestidad, convirtiendo el Estado en un negocio de clanes políticos y familiares que sufren si pierden las ubres de las que se maman el dinero público, haciéndolo además en forma cínica y con absoluta impunidad, en un país en el cual la ley no está interesada en hacer respetar el Estado de Derecho que dicen tenemos.
    Gustavo Petro, ya no es un guerrillero, fueron amnistiados y pudieron seguir en la vida civil, incluido el ejercicio de la política, como lo hizo Bustamante, Lucio y otros muchos, que hoy hacen parte de la política en Colombia. 
Lo que haga su hijo Nicolas Petro, es responsabilidad que le atañe a el mismo, que debe ser investigado con rigor, pero respetando la ley, porque no es posible, que Barbosa organice un show mediático, costosísimo, para  apresarlo, cuando no han hecho lo mismo con hampones de alto calibre como Óscar Iván Zuluaga y su hijo, o los Char, que responden virtualmente los requerimientos de una justicia lenta para unos, pero rapidísima y voraz con otros, irrespetando todos los principios en los que se fundamenta el arte de hacer justicia, de manera  clara, puntual, sin esguinces y sin torcidos, que son un melodrama al mejor estilo del papel higiénico que  utilizan para desinformar y torcer la verdad.
     Medios que se venden cada semana, en la que una fulana funge de acusadora, saca a la luz pública los acontecimientos antes de que la Fiscalía los radique y haga conocer. Para eso cuentan con la complicidad mediática de las bodegas periodísticas, como las del tiempo, el colombiano, el país, el heraldo y otros, sin contar con las de las emisoras como blu y la w, que con caracol y rcn se convirtieron en estafetas de los entes de control opositores, perdiendo toda la credibilidad que debe tener un periodista y un medio honesto, ecuánime y bien cimentado, con principios y valores, apegado a la verdad, con pruebas en la mano, sin manipular información, para sembrar caos y desinformar, que es lo que mejor saben hacer.
    Con Nicolas Petro, deberían estar en la misma celda Óscar Iván Zuluaga, Arturo y Alex Char y toda esa caterva de hampones que tenemos manejando la política y los recursos públicos en Colombia. La ley hay que cumplirla, sin duda, pero es para todos, sin amañadas selectividades o privilegios politiqueros, no contemplados en los códigos que rigen nuestras leyes.