Cada día nos asombramos más, cuando asistimos en el día a día a una realidad, desafortunada por cierto, en la cual lo superficial ha superado sin límites aparentes lo importante. Lo que leemos en muchos periódicos, lo que escriben en las revistas que dominan el mercado de la desinformación y las falsas noticias, o las acomodadas al gusto del editor, no parece tener fin. Agreguemos lo que vemos en los canales de televisión, convertidos en verdaderos centros de manipulación de la realidad, pagada por sus propietarios que como para desgracia de Colombia pertenecen a los grandes grupos empresariales.

En medio de esa situación desalentadora reanima poder encontrar personas que con sus actividades, a lo largo de vida, han marcado la diferencia y sirven de ejemplo para no dejarnos llevar por la falsa realidad a la que nos quieren someter los que tienen el poder de informar, pero informan mal; con pocos principios éticos, sin barreras y sin límites.

Encontrar personajes admirables da aliento en medio de tanta incertidumbre. Hoy hablaremos del Padre Efraín Castaño Arboleda, nacido el 28 de septiembre de 1940 en Manizales. Fue el hijo menor y único varón de cinco hermanos. Desde los 10 años empezó a sentir una vocación religiosa. A los 13 años ingresó al Seminario Menor, donde su mentor fue el Padre Uribe. Durante este tiempo desarrolló un amor por la lectura y la música, al participar en un grupo coral. En 1957 se trasladó al Seminario Mayor, organizando un grupo juvenil en su barrio, lo que reflejó su compromiso pastoral.

A principios de los años 60 se unió a la radio, trabajando en OTV, y fue ordenado sacerdote en 1964. Su primera misión fue en Salamina como vicario cooperador, donde también enseñó en una escuela local. Posteriormente ejerció la pastoral rural y se unió a la Catedral de Manizales, donde fundó varias iniciativas juveniles y un programa de radio, “La otra cara de la noticia”, que duró 46 años.

Durante su juventud, se enfocó en dos vocaciones principales: el periodismo y la pastoral juvenil. Colaboró con varias emisoras y fundó el periódico “El Mensajero”, además de mantener una columna en el diario “La Patria”. También implementó programas para jóvenes, como la Casa de la Juventud. A finales de la década de los 80, tras la muerte de sus familiares cercanos, fue nombrado párroco de San José, donde trabajó en una comunidad afectada por la pobreza y la violencia, promoviendo la generosidad y el amor cristiano.

En el nuevo milenio, se dedicó a la formación de jóvenes seminaristas, también en Villa Kempis, apoyando su vocación sacerdotal. En 2019 fue designado vicario general y párroco de la Catedral, aumentando sus responsabilidades como administrador diocesano. Dirigió estas funciones durante la pandemia hasta la llegada del nuevo arzobispo en 2021, tiempo que aprovechó para publicar dos libros en ese año.

A sus 84 años continúa su labor pastoral desde la Catedral, como canónigo, participando activamente en redes sociales mediante la transmisión diaria del Evangelio y la Eucaristía. Se mantiene fiel a sus votos, destacándose por su humildad y dedicación a la comunidad, siendo un desposeído que valora el amor y su consagración a la Trinidad y María. Por personas con esa congruencia entre lo que piensan, dicen y hacen los días son mejores para mucha gente. Por la dedicación total a su misión, por su servicio a los desfavorecidos y sus labores sociales, que son ejemplo para muchos, el Padre Efraín merece todo el reconocimiento y todo el aplauso.