Llegó diciembre con sus luces multicolores, con su alegría pasajera, que muchos disfrutan entre alumbrados y pólvora, como si no supieran que la última ya no se usa, está claramente prohibida, solo reservada a profesionales que hacen espectáculos pirotécnicos con ella, haciendo que las noches con los estallidos de los voladores en la madrugada, alteren la elemental necesidad de dormir.
Los animales se asustan y atemorizan, mientras unos que no respetan nada, entre ellos algunos de los que están obligados a velar por la seguridad de la gente, y de ejercer el orden público se crean con el poder de dañar el sueño de los demás, mientras entre trago, rascas, falta de respeto y responsabilidad, tiran voladores por doquier, sin que les importe, solo porque están convencidos que nadie los vigila, ni cumplirá con las sanciones que para tal efecto están estipuladas. Nada que hacer. Una sociedad en la que muchas personas, incluidas autoridades, no respetan las normas, está siempre a merced de los que causan caos y hacen actividades que ponen en peligro a muchos habitantes, derivado de los voladores que tiran los violadores de las normas en esta época.
Pero no hay nada que hacer, porque educar gente con cerebros primitivos, pequeñísimos cuando los tienen, pero sin el menor sentido del respeto por el vecino, por el ciudadano que lo rodea, por la gente que quiere pasar la noche en paz, es una tarea tan difícil como enseñarle a hablar a un perro, tener la silenciosa noche de las aves. Deben pasar sus fiestas confinados en sus aposentos, sin alterar a los que los rodean, que se los tienen que aguantar, porque nadie ha tenido las agallas de pararlos en seco y denunciarlos, con videos y fotos que sirvan de evidencia para mostrar como violan la ley y quienes son los que la violan. Nos llevaríamos muchas sorpresas.
            Pero bueno, que carajos importa, estamos en Navidad, una época especial para los creyentes y una oportunidad de descanso y vacaciones para los que no creen. De manera que por esta época olvidemos un poco la realidad de nuestro durísimo cotidiano, de esta vida que todos los días es más difícil y convulsionada. Relajémonos y deseemos para todos los que nos rodean una semana de paz y tranquilidad, en la que los padres compartan con sus hijos, no olviden a los abuelos, se dé especial atención a los niños y se les enseñen buenos modos de comportamiento social, en medio de las fiestas familiares, de barrio o de las que se hacen en las ciudades para que las disfrute la gente.
Ya se acerca el 2023 con su nueva realidad, que será dolorosa para muchos, triste para no pocos, agobiante para bastante gente y llena de oportunidades nuevas para los privilegiados de siempre, que no tienen problemas de ninguna especie por los cuales deban preocuparse, convencidos como están, de que todo lo pueden comprar con dinero, demostrando con eso que ellos tienen un precio, que por caro que lo crean tener, es una baratija en la realidad de una vida pasajera, en la que tenemos muchos retos para seguir luchando en el día a día, sabiendo que el ayer ya no existe, que el mañana como futuro no ha llegado y que cuando nos llegue la hora de la partida no nos llevaremos nada.
Solo podemos vivir el hoy, tratar de hacerlo con dignidad y honestidad, sin alharaca, de manera que  se pueda sentir la realidad de la intemporalidad que tenemos como seres humanos finitos, que solo tenemos valor cuando dedicamos algo de la vida, en hacer actividades que  no  solo produzcan el  merecido bienestar personal, sino que además den la oportunidad de compartir con otros, menos afortunados, las posibilidades reales de mejorar su situación, si pensando en que los que nos rodean  deben estar bien, para que la sociedad como un todo esté bien en su conjunto.
A los amigos les deseo una feliz Navidad. A la infinidad de conocidos, desde los que me agradan mucho, hasta los que me desagradan por completo, les deseo una feliz Navidad o vacación. No puedo dedicársela a enemigos, porque aunque yo pueda serlo para muchos, ese título no se lo doy a nadie.
La vida es un paso muy rápido, demasiado corto inclusive para los que duran mucho, para gastarla en odios y venganzas. Deseo a los que puedan leer este mensaje una feliz Navidad y les auguro un buen año nuevo, lleno de esperanza, tranquilidad y realizaciones.