La primera infancia es una etapa fundamental en el desarrollo humano. En los primeros cinco años de vida (un período de rápido crecimiento y desarrollo), los niños y niñas adquieren las bases para su aprendizaje, salud, crecimiento y bienestar a largo plazo, garantizando su desarrollo completo y saludable en todas las áreas: cognitiva, social, emocional y física. Por ello, es importante garantizar para los cerca de 27 mil niños y niñas de Manizales y 61 mil del departamento de Caldas, acceso a una atención de calidad en esta etapa, llena de interacciones positivas, un entorno seguro, apoyo familiar y oportunidades de aprendizaje.
Manizales y Caldas han logrado avances en distintas dimensiones. La tasa de cobertura neta en Transición en la ciudad se ha mantenido estable desde la década pasada, con un promedio de 85,7% desde el 2011 al 2022 (aunque es necesario abordar las barreras que impiden que los niños accedan a esta etapa de la educación, sean de carácter económico, social o cultural que no permiten alcanzar un 100%). También se han fortalecido los servicios de salud y protección social a la primera infancia manteniendo altos porcentajes de vacunación y bajos niveles de mortalidad infantil.
Sin embargo, también existen desafíos por superar. Uno de los principales desafíos es la desigualdad. En 2022 la pobreza monetaria en la primera infancia alcanzó el 31,8% y la pobreza monetaria extrema atacó al 7,2%. Además, la población en primera infancia que vive en condiciones de hacinamiento mitigable ha ido en aumento desde el año 2018, alcanzando en 2022 el 18% para Manizales y el 19% para Caldas.
Esta desigualdad tiene un impacto negativo en el desarrollo de los niños y niñas. Cuando no se tiene acceso a una atención de calidad se tendrán más probabilidades de tener problemas de aprendizaje, salud (enfermedades y nutrición) y de comportamiento (exclusión social).
Otros desafíos que enfrenta la primera infancia son la violencia intrafamiliar y el presunto delito sexual, que pueden tener un alto impacto negativo en el desarrollo socioemocional. Manizales alcanzó su tasa más alta de violencia intrafamiliar en la primera infancia en el 2019, con un valor de 75 por cada 100.000 niños/as del territorio, según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF), pero este valor ha ido disminuyendo al punto que en 2022 se tuvo una tasa de 4 por cada 100.000 niños/as, una disminución del 95%. No obstante, 2020 y 2021 han sido los años en que más niños/as ingresaron al proceso administrativo de restablecimiento de derechos (PARD) por motivo de violencia física, psicológica y/o negligencia, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
La tasa de presunto delito sexual alcanzó su valor más alto en 2017 con 171 por cada 100.000 niños/as y ha ido disminuyendo hasta alcanzar una tasa de 85 en 2022. Aunque se ha alcanzado el valor más bajo de los últimos 7 años, aún existen casos que no tendrían que existir; los niños y niñas que son víctimas de violencia sexual pueden sufrir una serie de problemas a largo plazo, tanto físicos como emocionales que pueden llevar a distintos trastornos como el estrés postraumático, conductas autolesivas, dificultades para confiar en los demás, problemas de intimidad, dificultades para establecer relaciones saludables, entre otros. Los niños y niñas deben crecer en un entorno seguro, libre de violencia y maltrato.
La primera infancia es una inversión para el futuro. Todos los actores involucrados, incluyendo el gobierno, las organizaciones sociales, las familias y los individuos, debemos trabajar juntos para garantizar que todos los niños y niñas tengan la oportunidad de crecer y desarrollarse de manera plena.
Para superar los desafíos es necesario garantizar el acceso a una atención de calidad para todos los niños y niñas, independientemente de su condición socioeconómica, fortalecer los servicios de prevención y atención a la violencia y promover la participación de las familias y las comunidades en la planificación y la implementación de los servicios de atención a la primera infancia.
La atención a la primera infancia es una prioridad para el desarrollo de todo el departamento. Proporcionar recursos y oportunidades a los niños, especialmente a los más vulnerables, será el mejor comienzo en la vida.