Gonzalo Duque Escobar

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@godues

América Latina con un panorama de incertidumbre geopolítico y turbulento frente al proteccionista de Trump y por el impacto del cambio climático, entre otros grandes conflictos internacionales hoy en curso como la guerra en Ucrania y Palestina, aunque la inflación sigue bajando, la economía crece menos que el promedio mundial en torno a 2,5% del PIB, razón por la cual de comprometerse el intento de continuar a la baja con las tasas de los bancos centrales y el desempeño económico de la región, se configuraría el escenario político regional al 2026 en favor de la derecha.
Tras el retorno de Trump, amenazando a Panamá por la presencia China en el Canal cuando Xi Jinping avanzaba con su geopolítica ya que acababa de inaugurar un megapuerto en Perú, América Latina con una polarización política que se suma a la inseguridad y la corrupción, también debe enfrentar otros desafíos por la persistencia de problemas estructurales, como la pobreza, las desigualdades y las brechas en educación, salud y acceso a servicios básicos, a lo que se añade falta fuentes de trabajo, informalidad e incertidumbre del mercado laboral, como también el precario acceso a la protección social, una inversión social insuficiente y una política social en construcción.
De conformidad con lo anterior, si partimos de la tesis de que los principales problemas pasan por la fragmentación social y espacial de los territorios agravada por los impactos asociados a la creciente amenaza climática en un medio de alta vulnerabilidad, la única alternativa que queda es rediseñar las políticas públicas para centrarse en los derechos humanos, y corregir la desigualdad cerrando las grandes brechas del desarrollo siguiendo la ruta trazada por la Agenda 2030 del desarrollo sostenible, siempre y cuando se logren controlar la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico.
Pero el escenario externo cuenta para cada país: En México, las incertidumbres regulatorias y renegociación del T-MEC se dan en el contexto de una geopolítica norteamericana adversa; en Brasil, las dinámicas institucionales de defensa y fiscales dificultan un mejor posicionamiento frente a las crecientes tensiones internacionales en el marco del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) creado para escapar de la dependencia de EE. UU. y Europa; en Argentina, las tensiones ideológicas en bloques regionales como el Mercosur, impactan el liderazgo regional.
Lo anterior, permite inferir que, de la agitación geopolítica, se pasará a las presiones surgidas de los diferentes actores con aspiración global presentes en la región, haciendo que la imparcialidad resulte contraproducente.
Mientras el cambio climático sale de la agenda de Washington frenando las inversiones en transición energética y relegando con ello la esperada revolución tecnológica acelerada de Sudamérica como fuente de insumos necesarios para la nueva economía energética, ahora la apuesta de China con sus acuerdos con Chile, Costa Rica, Ecuador y Perú, es buscar principalmente minerales “críticos” (hierro y cobre), hidrocarburos, carne y soja en la región. Pero no solo China y Rusia, rivalizan con EE. UU. en esta región de ultramar, sino también la India convertida en el socio comercial más importante de Bolivia.
* https://sites.google.com/unal.edu.co/godues1