Gonzalo Duque Escobar

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Además de incertidumbre con la era Trump y del cambio climático como factor de riesgo político y económico de primer orden, para América Latina y el Caribe el 2025, pese a que tenemos amenazas como el crimen organizado asociado a los carteles de la cocaína que viene evolucionando, todavía el crecimiento económico apunta al 2% anual según el BID, aunque la inflación cuyo promedio ha caído un 40% al pasar del 8,2% al 3,4% entre 2022 y 2024, y la pobreza se ha reducido del 46% al 27% entre 2003 y 2023.
Para salvar la encrucijada asociada a las crecientes demandas de una población en aumento con una economía ralentizada, y un precario 23% de avance en los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2025, habrá que resolver la baja productividad laboral e inversión, además de atenuar la desigualdad ya que en la región todavía el 10% de las personas con mayores ingresos gana 12 veces más que el 10% más pobre, pues de lo contrario se acrecentaran el malestar social y la desconfianza en las instituciones públicas, como lo vimos en la pandemia.
Como referente, América Latina y el Caribe durante el período 2021-2024, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), tras una Inflación que pasó del 11,6 al 7,0%, el Crecimiento real del PIB cayó del 7,0% al 2,1%. Similarmente en Colombia estas mismas variables y en dicho período, mostraron igual comportamiento: Inflación: 5,6% al 3,2% y Crecimiento del PIB: 10,7% al 2,1%, en un escenario de inflación mundial que según el FMI se ajustó a las metas de los bancos centrales.
Para Salomón Kalmanovitz aunque el Gobierno colombiano está satisfecho con el crecimiento del 2,6% en 2024 superando el 1% de años precedentes, dado el desequilibrio creciente de las finanzas públicas no parece viable reducir el 10,2% en el desempleo, y menos cuando el país pareciera frenar el crédito y la inversión, ya que el Banco de la República se resiste a bajar las tasas de interés a niveles del 6% necesario para fortalecer las políticas de desarrollo, y las metas macroeconómicas y laborales.
Pero si además de la falta de adaptación y mitigación del cambio climático, problemas como los de Venezuela y Nicaragua continúan gravitando, otro gran reto para la región sigue siendo la integración entre países en un marco de libertad y respeto a los derechos humanos, meta que sólo se logra derrotando el autoritarismo que avanza de manera lenta pero visible, como fruto de la crisis por ansiedad, inseguridad, violencia e informalidad laboral, y por la emigración causada por falta de oportunidades.
Finalmente, aunque Colombia que continúa marcada por la inflación y la estabilidad en el déficit de cuenta corriente, debe superar esos nubarrones que aparecen en su horizonte, además de fomentar la inversión en capital productivo y adoptar políticas de desarrollo productivo a mediano y largo plazo para mejorar la productividad y generar empleo de calidad, lo que supone políticas económicas consensuadas para fortalecer su resiliencia frente a las fluctuaciones económicas.