Las personas religiosas fácilmente caen en la trampa de ser excluyentes, intolerantes y soberbias.
Es bien complicado evitarlo ya que ser religioso es casi creer que tú estás bien y que los otros están mal.
Tú te salvas y ellos se condenan; tú tienes la verdad, ellos no; tú estás cerca de Dios y ellos bien lejos.
¿Cómo evitarlo? Es bien difícil y sólo lo logra aquel que le da importancia al amor, no al credo, un libro y el culto.
En este sentido se correría menos peligro en una religión que no tuviera libros sagrados.
Por eso ni Jesús ni Buda escribieron nada, pero sus seguidores sí, y se enfrentan interpretando textos que divinizan.
Por lo mismo, si estás en un credo, no te creas mejor que nadie y nunca discutas por creencias humanas.
No juzgues y no excluyas. Tu reto es amar con respeto en un mundo que fabrica tantos dioses.
@gonzalogallog