La paz que buscas brota de amarte y de aceptar las circunstancias, aunque sean fatigosas.
Ámate, ama, y asume las fallas o los errores como ayudas para aprender, cambiar o desaprender.
Despierta tu asombro ante una flor, la brisa fresca, un delicioso aroma o los rayos de sol.
Amarte es valorar el silencio y la soledad. Deja de correr para tener más, y cuida tu ser.
Te suena insólito, pero muchas veces, cuando más haces, es cuando no haces nada y estás en paz.
Deja las carreras, detente, revisa tu vida y no aplaces cambios necesarios para estar bien.
Medita porque con la quietud viene la bendición de mucha calma para tu alma, y conectas con Dios.
Emplea más tiempo cada día para tener bien presente a Dios y amarlo con todo tu ser.
@gonzalogallog