Gracias hoy y siempre, amado Dios, por tu amor infinito, por el milagro de estar vivo y por tantas bendiciones.
Quiero ver y aprovechar la vida con todas mis ansias, amarme, amar y sentir pasión por todo lo hermoso y maravilloso.
Padre celestial, en la vida está demostrado que todas las grandes obras humanas se lograron con muchas ganas, o sea, con pasión.
Es una cualidad que va de la mano con el amor propio, con el compromiso y con dar lo máximo de uno mismo.
Con pasión y amor fue como Miguel Ángel nos dejó El juicio final y La Creación en la Capilla Sixtina.
A cada una de esas geniales obras les dedicó unos cuatro años de entrega total con una dedicación admirable.
La pasión se palpa en las sonatas, los conciertos y las sinfonías de Beethoven superando su sordera.
Hoy, amado Dios mío, decido dar lo mejor de mi. Gracias por tu amor incondicional. Eres todo en mi vida. Te amo.
@gonzalogallog