Si te dedicas, aprendes a leer y a comprender lo que comunican tus emociones y las ajenas.
Las emociones y sentimientos te envían señales constantes que no siempre escuchas.
Quizás, a veces, no te das permiso para sentir, como si pensaras que no vales.
Crees que no tienes derecho a experimentar miedos, tristezas, culpas o rabias.
Entonces tu mundo afectivo se puede ver distorsionado por prejuicios, temores y racionalizaciones.
Comprender mejor lo que sientes implica escuchar lo que te pasa por dentro, y meditando lo logras.
También debes atender al contexto en el que te llegan las emociones.
Identifica qué le pasa a tu cuerpo ante las emociones, reconoce qué te pone en movimiento o te paraliza.
@gonzalogallog