Se cree que el vino sigue siendo una de las bebidas más naturales. Pero no es cierto.
Los viticultores empezaron hace mucho a buscar formas de mejorar la calidad y la consistencia,.
Agregaron sulfitos, aceite de oliva, agua de mar y diversas resinas hacia el 753 a.C. en la antigua Roma.
El uso de aditivos en el vino se disparó en los años 70 y 80 del siglo XX, en un montón de procesos.
Fue para poder hacer más vino, más rápido y por menos dinero”, dice Isabelle Legeron.
Es fundadora de RAW WINE, una comunidad de enólogos y entusiastas del vino de baja intervención.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, FDA, regula la seguridad de la comida.   
Autoriza actualmente el uso de decenas de aditivos en la elaboración del vino.
@gonzalogallog