Aceptar es asumir sereno lo que vives, en lugar de hacer resistencia, renegar y estar alterado.
Beethoven aceptó su sordera y el músico Haendel  convivió con la ceguera los últimos ocho años. 
No es resignarte, es calmarte y hacer lo que puedas para seguir adelante con entusiasmo.
Sin aceptación te desgastas y haces locuras como le pasó a la mamá del gran escritor Rainer María Rilke. 
Ella perdió una niña y, al nacer él, lo tomó como un reemplazo y lo vistió como niña seis años. 
La mente perturbada de esa mamá la llevó a tratar a su hijo como niña y a llamarla Sofía.
Un día cambió y más tarde inscribió al futuro poeta en una academia militar.
De milagro Rilke salió adelante y se convirtió en uno de los más grandes literatos del mundo. 
@gonzalogallog