Reconoce tu poder y tu grandeza, agradece que tu herencia es divina, y ámate sin límites.
Borra de tu mente la creencia humana de que se nace con un pecado original.
Es algo tan absurdo como declararte pecador siempre que recitas el Ave María.
La oración de la salve inculca esto: “desterrados hijos de Eva, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”.
Y que tal esto: “después de este destierro”. ¡Qué modo tan horrible de ver la vida!
Quien la compuso era bien pesimista y, al recitar esa plegaria te contagias de lo mismo.
Quizás nunca lo habías mirado así porque lo habitual es repetir sin pensar.
No es falta de respeto cuestionar. Amarte es pensar en positivo. La vida es bella a pesar de las pruebas. 
@gonzalogallog