Gracias Dios por estar siempre conmigo. Gracias por tu constante presencia en mi corazón.
Unido a ti acepto que todo pasa, y disfruto lo material consciente de que todo es transitorio. 
Lo único permanente es tu presencia divina en cada uno de nosotros, que se traduce en paz y felicidad.    
Dios, seré fiel a estas prácticas: meditación, oración, respiración, concentración, relajación. 
Lo que necesito es que sean constantes, ya que si no creo un hábito, lo que hago cuenta poco. 
Padre, tomo hoy una de las mejores decisiones de mi vida que me traerá serenidad, armonía y felicidad:    
“Hoy me comprometo a aceptar a los demás, así como son, y no intentaré cambiarlos ni controlarlos”. 
Eso sí, nadie abusara de mí, nada de maltratos. Tú, Señor, me cuidas y yo me cuido a mí mismo.
@gonzalogallog