El humano es bien complejo, y es asombroso cómo se acostumbra a lo que suena inverosímil:
A sufrir sin necesidad, a soportar una zona de falso confort, a llevar una “vida” que no es vida. 
Sí, el humano con frecuencia hace suyas, sin cuestionar, creencias humanas presentadas como divinas.
Acepta pasivo que la religión le maneje todo: relaciones, sexo, vestimentas, comida y mucho más.
Hace lo que lo manden sin chistar, como un borreguito enseñado a andar en rebaño.
Es una dócil ovejita manipulada por los sistemas, los poderes, las ideologías y los credos.  
Pocos somos librepensadores que nos atrevemos a romper paradigmas, aunque nos juzguen y nos excluyan. Librepensadores fueron Giordano Bruno, 1548-1600, murió quemado, y Baruch, Spinoza, 1632-1677. ¿Tú cuestionas?  
@gonzalogallog