¡Ay! Dios mío, mi corazón reboza de gozo al sentir tu amor ilimitado, desbordado, infinito.
Entonces él te siente y yo escucho que te da gracias y no haya palabras para hablarte.
Si Señor, te susurra: eres mi amor y mi vida, mi paz y mi luz, mi encanto y mi tesoro.
Aún las palabras más hermosas y dulces se quedan cortas para expresar quién eres y cómo amas.
Tú en mi ser y en el de todos, en la luna llena y en una florecita, en la montaña y en el grano de arena.
Sí, energía suprema y espíritu divino, tú también estás en el hermano que mata, viola o se corrompe.
Unido a ti soy capaz de no juzgarlo y lo veo como un niño perdido que rompe lo que no sabe manejar. También yo, en baja evolución, fui perverso. Gracias amado Dios por ser uno contigo y con todos.
@gonzalogallog