Cultiva una amorosa compasión, y deja ir juicios que queman, críticas, y una fría indiferencia.

Decreta con fe: “Dios, me amas, te amo, me amo, y elijo ser compasivo con mis hermanos”.

Aprende de Jesús, y lee pasajes en los que él trata con amor a los que otros juzgan o rechazan.

Lee el capítulo 8 de San Juan y actúa con un corazón abierto al perdón y la compasión.

La compasión te mueve a apiadarte cuando el otro sufre, lo apoyas y le sirves.

No hagas nunca por alguien lo que él puede hacer, pero esta abierto a apoyar con inteligencia y amor.

La compasión brota como agua fresca de un corazón sensible, solidario y misericordioso.

Está demostrado que la compasión atrae abundancia, y te regala alegría y paz en el alma.

@gonzalogallog