“Revuelos por llamados de la Secretaría de Transparencia sobre Aerocafé en la Asamblea de Caldas”. Así tituló La Patria el artículo del debate que se realizó este 21 de abril en la Asamblea sobre el estado del proyecto Aeropuerto del Café.
Enhorabuena los diputados Luis Roberto Rivas y Luis Alberto Giraldo cogieron el toro por los cuernos al invitar el secretario de Transparencia de la Presidencia de la República, Andrés Idárraga Franco, para que explicara los comentarios, conceptos y denuncias que había venido ventilando con relación a Aerocafé.
Sus observaciones fueron precedidas por el remezón en la dirección de la Unidad de Gestión del Patrimonio Autónomo de Aerocafé: salieron los delegados del presidente de la República, Laura Sarabia y Sergio París. Al mismo tiempo renunció Fernando Merchán, gerente del proyecto, aduciendo conocer posibles malos manejos en la administración del proceso licitatorio que venía en camino.
Cuando designaron a Fernando Merchán gerente de la Unidad de Gestión, muchos se apresuraron a aplicarle los santos óleos al proyecto, sobre supuestos en mi criterio, equivocados: el primero, que se podría suspender su avance y el segundo, que el nuevo gerente carecía de idoneidad para dirigir esta empresa. Respecto al primero, no podemos olvidar que hay tres factores que hoy hacen prácticamente irreversible el proyecto: la voluntad del presidente Petro, el cierre financiero y una licitación en curso.
Además, al margen de cualquier consideración prejuiciosa o políticamente interesada, Fernando Merchán desde la Gerencia fue quien cristalizó esos logros que acabamos de señalar, y que son los que precisamente aseguran que el proyecto haya llegado ahora a un punto de no retorno.
En efecto, hay en caja hoy, en la fiducia, 823.000 millones de pesos y una licitación en curso por valor de 616.455.178 millones de pesos; en este caso se determinó de la Unidad de Gestión ampliar algunos plazos para corregir eventuales componentes no muy claros del pliego inicial (así lo señaló el secretario de Transparencia,) y asegurar por esa vía, la participación de un número más plural de proponentes; el proceso licitatorio en todo caso sigue su curso y se calcula estar adjudicando la obra hacia finales de este año.
Obra que comprendería movimiento de tierras, construcción de la pista, es decir lado aire, y algunos elementos del lado tierra para hacer funcional el nuevo aeródromo.
La financiación del proyecto no depende del presupuesto nacional y por lo tanto su ejecución no va estar afectada por las dificultades fiscales del Gobierno.
El secretario de Transparencia desafió a las autoridades regionales y locales, fundamentalmente al gobernador, a asumir con más responsabilidad la gestión del proyecto, a estar más atentos a su ejecución y a tomar determinaciones que impliquen apartar las manos sucias que pudieran estar merodeando por ahí.
Manos como las de quien contrató la construcción de la vía de acceso al aeropuerto que hoy adolece de gravísimos problemas de ejecución, con retrasos considerables y más de 11.000 millones de pesos en adiciones según lo ha documentado con seriedad la Corporación Cívica de Caldas.
Los llamados de atención desde el Gobierno nacional son oportunos; llamar a los órganos de control y a la ciudadanía a que vigilen el buen suceso de este proyecto tan importante para Caldas, el Eje Cafetero y el país, es crucial.
Como comunidad regional no podemos ser inferiores al imperativo de sacar adelante esta primera etapa de lo que tendrá que ser en un futuro no lejano, el gran aeropuerto internacional del Café.
Ya con el aval del Gobierno y la primera etapa concluida, seguramente habrá fondos de inversiones nacionales y extranjeros interesados en apostarle a esta obra, fundamental para mejorar la competitividad de la región y del país.
Tengo la certeza de que el proyecto está en buenas manos. Eso no implica que olvidemos nuestra responsabilidad como colectivo social de seguir vigilando con rigor, pero también con objetividad, el desarrollo de este importante propósito.